Qué rabia, qué impotencia, qué frustración. Han pasado ya muchas horas y el mallorquinismo tiene muchos motivos para seguir indignado con el arbitraje de Gil Manzano sobre el césped y Del Cerro Grande ante la tele en el duelo de ayer ante el Sevilla. Ambos colegiados, aunque no se lo crean, son internacionales. Y están entre los mejores considerados en la elite, supongo que se lo habrán ganado, pero no creo que sea con actuaciones tan desafortunadas como la de Son Moix. Por una vez estoy de acuerdo con el consejero delegado Maheta Molango, que estuvo impecable en su reflexión, que no rajada, acerca de la diferencia de criterios que existe en el VAR. Uno ya no sabe a qué atenerse, pero lo que está claro es que el Mallorca fue víctima de los dos colegiados. Hace ya tiempo que este diario demostró que el VAR está perjudicando más que favoreciendo a los de Moreno, pero los malos arbitrajes son un hándicap que hay que pagar por ser un recién ascendido y no tener ningún peso. Eso sí, no hay que engañarse. Es imprescindible que en este mercado invernal la dirección deportiva eleve sustancialmente el nivel de la plantilla. Ya se sabeque el equipo va muy justo, y lo seguirá yendo hasta el final, pero no puede ser que la mayoría de los fichajes sean un relleno. Deben llegar titulares que puedan jugar de inmediato. La Primera División no permite más errores.
