Un pésimo árbitro, una cantada de Reina y el VAR jugaron este sábado en contra del Mallorca en el último partido del año. El equipo rojillo perdió 0-2 ante el Sevilla en acciones decisivas de las que siempre salió perjudicado. Una derrota, al fin y al cabo, que deja al Mallorca en manos del Celta para no acabar este glorioso 2019 en plazas de descenso. Pero esta es otra historia.

Nunca se sabrá qué hubiera pasado si a los tres minutos de partido Lago hubiera introducido el balón en el fondo de la portería de Vaclik. Era gol o gol, pero el delantero del Mallorca envió fuera un balón franco puesto por Kubo en posición de extremo. A partir de ahí, y hasta el gol de Diego Carlos a los veinte minutos, el partido fue del Sevilla.

El Mallorca cerró de la peor manera un 2019 que pasará a la historia del club por ser el del regreso a Primera División. Final con regusto amargo porque el equipo hizo méritos para llevarse al menos un empate ante un cuadro de Champions como es el conjunto de Lopetegui, un grupo muy bien armado, sólido y difícil de meterle mano.

El gol que desequilibró la balanza a favor de los andaluces llegó de la forma más inesperada, tras un fallo clamoroso de Reina a la salida de un saque de esquina. El guardameta malagueño se comió el balón, literalmente, lo que aprovechó Diego Carlos para marcar de cabeza. Gil Manzano, muy protestado toda la mañana, un árbitro sin ninguna personalidad, consultó el VAR por si había una falta previa sobre Baba. Fue la primera de las decisiones que perjudicaron al Mallorca.

A partir de ese momento, el Mallorca se hizo dueño del partido. Seis minutos después del gol el árbitro no quiso saber nada de un posible penalti de Munir sobre Lago. Contacto hubo, otra cosa es que el colegiado apreciase que no fuera suficiente. Decidió la interpretación del árbitro, y, como toda la mañana, el Mallorca fue el gran perjudicado.

La polémica llego en el minuto 43 cuando, de nuevo el VAR, anuló un gol a Budimir por unas supuestas manos. Tras una consulta de más de dos minutos que puso de los nervios a una buena parte del estadio, Gil Manzano señaló saque de puerta para desesperación de unos aficionados que hacía rato que tenían la mosca detrás de la oreja. Los pañuelos aparecieron cuando el trío arbitral se retiraba a los vestuarios. Moreno tuvo que entrar al campo para retirar a sus jugadores, que rodeadon al árbitro quejándose de su actuación. El equipo se fue impotente al descanso. Pero lo cierto es que el error de bulto de Reina fue decisivo.

Diez minutos se demoró Moreno en dar entrada a Cucho Hernández. Salva Sevilla se retiró y el Mallorca pasaba a jugar con dos puntas en busca del empate, con Dani Rodríguez en el centro del campo y Kubo y Lago en las bandas. Pero todo se fue al traste al cuarto de hora de este segundo periodo cuando, en una jugada aparentemente sin importancia, Baba cometió penalti sobre Jordán. El ghanés despeja el balón y pisa al rival. Previa consulta al VAR cuando el Mallorca se disponía a lanzar un saque de esquina, el árbitro pitó penalti. Banega se encargó de firmar el 0-2 que iba a ser defintivo. Es el tercer penalti de la temporada que comete Baba, que junto a Budimir no podrá jugar contra el Granada en el primer partido del año.

El partido se acabó a partir de ese instante. El Mallorca se rindió ante tantos imponderables. El Sevilla se dedicó a tocar y a tocar con los rojillos detrás del balón de manera estéril. El árbitro pitó el final y Moreno y Pendín entraron raudos al campo para impedir que sus jugadores se comieran a Gil Manzano y perjudicaran aún más al equipo. En definitiva, derrota del Mallorca ante un buen Sevilla. Reina y el VAR y un árbitro sin ninguna personalidad condenaron al Mallorca, que deberá hacer una auténtica hombrada en la segunda vuelta para intentar la salvación.