A principio de temporada, con los últimos fichajes del verano encontrando acomodo en los clubes de Primera, nadie se atrevió a vaticinar la nefasta temporada que está llevando a cabo el Celta. Si en algún partido el Mallorca va a comenzar a puntuar a domicilio, el de este mediodía en Balaídos es la ocasión perfecta.

Óscar García, que cogió las riendas del equipo gallego hace más de un mes, ha apostado por un 4-3-3, pero no ha conseguido dar con la tecla y el equipo muestra un nivel errático y muy irregular en el campeonato doméstico, logrando tan solo dos victorias ante su público. A pesar de contar con jugadores como Iago Aspas, Denis Suárez o Rafinha, los vigueses están pagando su falta de gol y una gran fragilidad defensiva.

En la portería estará Rubén Blanco, un guardameta que cuenta con experiencia en Primera, pero que no ofrece una gran seguridad y ha cometido algún que otro error que ha costado puntos a su equipo.

La línea de atrás está compuesta por Hugo Mallo, que ha disminuido mucho su rendimiento, Aidoo, Araújo, y Olaza, que cuenta con buen golpeo de balón y es muy vertical por su banda.

Pape Cheik actuará como pivote, con Rafinha y Yokuslu enlazando con el ataque, el gran arma de los celestes.

Santi Mina, Pione Sisto -en sustitución de lesionado Denis Suárez- y especialmente Iago Aspas son el gran peligro al que se enfrenta al Mallorca, aunque esta temporada el Celta tan solo ha marcado doce goles en 16 encuentros de Liga.