"Me gustaría que mis goles sirvieran para dar puntos al equipo", ha dicho en más de una ocasión Ante Budimir (Zenica, 1991). La última vez que expresó este deseo fue el pasado sábado tras anotar dos tantos en el Camp Nou en un partido en el que el Mallorca fue vapuleado por el Barcelona (5-2).

El delantero puede presumir de acumular cinco dianas en el campeonato, es el 'pichichi' del Mallorca y lo juega absolutamente todo -ha sido titular en los dieciséis encuentros de Liga-, pero siente que no es suficiente. Su ego está muy lejos del de los arietes que solo piensan en sus números personales. Es consciente que solo uno de sus tantos ha servido para algo en lo que se lleva de curso, más allá de alimentar su confianza, un aspecto que desea revertir lo antes posible. Son goles sin premio. Metió dos en Getafe y en Barcelona, pero hasta el momento solo ha dado puntos el que marcó ante el Espanyol y que abrió la lata en la victoria más tranquila del curso.

Su intención es la de tocar el cielo como el pasado 23 de junio, cuando su gran gol abrió el camino en la histórica final por el ascenso a Primera ante el Deportivo de la Coruña en Son Moix. Moreno le demuestra una gran fe en sus posibilidades desde que aterrizó en la isla en el pasado mercado invernal, con el equipo en Segunda División. Es el delantero de referencia, cae a banda en numerosas ocasiones y juega de espalda a la portería con acierto, aunque eso no significa que entre mucho en juego. Eso sí, no es de los que se le pueda reprochar falta de actitud, por mucho que a veces parezca una isla en el ataque. Quizá está demasiado solo.

Budimir quiere que su puntería se traduzca en goles que reporten puntos a un Mallorca que los necesita como agua de mayo para mantenerse fuera de las posiciones de descenso.

Budimir se estrenó esta temporada en la quinta jornada marcando por partida doble en el Coliseum Alfonso Pérez. Los bermellones iban perdiendo tras un inicio desastroso, entre un gol en propia puerta de Baba y un penalti que no era de Sastre y que dejaban el electrónico 3-0. Pero en siete minutos llenó de esperanza a los suyos demostrando su talento. El primero aprovechando un buen centro desde la derecha con la zurda de Kubo. Dentro del área y casi sin saltar, peinó de cabeza para ponerla ajustada al palo derecho de la meta de David Soria. Y el segundo al anotar de espuela tras una buena acción de Álex Alegría. El 3-2 invitó a la gesta, pero Ángel instaló el 4-2 poco antes del final.

En la octava jornada vivió su domingo más feliz. Frente al Espanyol inauguró el marcador mostrando su olfato. Joan Sastre envió un buen centro desde la banda derecha al corazón del área que Budimir remató con la boca del estómago. Ni con la cabeza ni con las piernas, no le hacía falta porque fue con toda la intención del mundo en un duelo que finalizó con triunfo por 2-0.

Quizá su doblete ante el Barcelona es el que ha tenido más repercusión. Anotó el 2-1 aprovechando un pase filtrado al espacio de Salva Sevilla para que su remate, rozando en Lenglet, batiera a Ter Stegen. Y en la segunda mitad marcó el 4-2 de cabeza tras una servicio de Fran Gámez. Estos goles no ayudaron en la clasificación, pero confía en que este mismo domingo, en Balaídos, cambie su suerte y su acierto reporte triunfos.

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