Es uno de los fijos de Vicente Moreno. Uno de sus hombres de confianza por su entrega sin fin durante los partidos. Pero este esfuerzo que Lago Junior (Abiyán, Costa de Marfil, 28 años) exhibe sobre el terreno de juego no le es suficiente en Primera División. Decisivo en los dos ascensos consecutivos con 8 y 10 goles respectivamente, Lago está viviendo un inicio de temporada aciago. No solo por su escaso protagonismo en el once de Moreno, sino por los dos penaltis de los cinco que han señalado al Mallorca en los siete partidos que se llevan disputados. El último, el pasado domingo contra el Alavés. Cuando el equipo ya acariciaba el empate, que se daba por bueno, llegó la acción que decidiría el partido. Una patada por detrás al exmallorquinista Tomás Pina fue señalada como penalti por el árbitro, previa consulta con el VAR. Ahí se acabaron las ilusiones del Mallorca de regresar con algo positivo.

Minutos después fue sustituido por segundo partido consecutivo, abandonando el campo casi con lágrimas en los ojos, consciente de que su acción había privado a su equipo de un punto que era todo un botín.

Lago, que a sus 28 años debuta en la máxima categoría, está comprobando de primera mano la realidad de la Primera División. Lo que le bastaba en Segunda y no digamos en Segunda B, no le sirve en la denominada Liga de las estrellas. Lago no desborda como lo ha hecho estas dos últimas temporadas. Su entrega y sacrificio no lo discute nadie. Pero el equipo necesita mucho más para que el paso por Primera no sea efímero.

Superviviente

Único superviviente, junto a Raíllo, del traumático descenso a Segunda B, Lago Junior, que el pasado mes de agosto prolongó su relación con el Mallorca hasta 2023, pudo haber abandonado la disciplina mallorquinista tras aquel descenso. También en el pasado mercado de invierno cuando recibió una suculenta oferta del fútbol chino, pero Moreno le convenció para que se quedara ya que le consideraba una pieza clave en su proyecto. El extremo, feliz en Palma junto a su mujer y su hija, no le decepcionó pese al mal trago que supuso jugar en la categoría de bronce del fútbol español.

Buen compañero, apreciado en el vestuario y uno de los jugadores más queridos por la afición, Lago es el primero que sabe que debe mejorar su rendimiento, consciente de que el equipo necesita de sus remates y regates. Todavía no se ha estrenado como goleador -Budimir, 2, y Dani Rodríguez firman los tantos rojillos, con un cuarto marcado en propia puerta por el Eibar-. Cuando más cerca ha estado fue en el penalti que pitaron a favor del Mallorca contra el Athletic. Pugnaban por lanzarlo él y Salva Sevilla, en teoría los dos primeros especialistas desde los once metros, pero Abdón se les adelantó en mala hora para desperdiciar la ocasión de adelantar a su equipo a pocos minutos del final.

Se espera la mejor versión de Lago, sobre todo en Son Moix. El domingo, con la visita del Espanyol, un rival de la particular Liga del Mallorca, puede ser una buena ocasión para mostrar toda la calidad que atesora. Su mejor momento está por llegar y son pocos los que dudan de que está al caer.

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