Los elogios que acumula en apenas dos años de gestión en el Valencia esbozan una media sonrisa a los que le conocen de su larga y exitosa etapa en el Mallorca. Mateu Alemany Font (Andratx, 1963) vivirá mañana un partido muy extraño. Es evidente que ahora defiende los intereses de los de Mestalla, pero tampoco nadie puede dudar de su mallorquinismo, que vivió los mejores años de su centenaria vida bajo su administración, con la conquista de dos títulos -Supercopa de España y Copa del Rey- y participación en la Liga de Campeones y Copa de la UEFA.

De hecho, llegó a ser literalmente el dueño del club bermellón, o máximo accionista, como prefería que se dijera, entre 2009 y 2010, aunque esa es otra historia. "Aquí en el Valencia lo es todo", explica a este diario una voz autorizada. "Y eso que su llegada generó dudas y le costó calar entre la gente, quizá por su apariencia de hombre serio, pero ahora es mucho más que un CEO", subraya. El andritxol aterrizó en la primavera de 2017 en una entidad que era un polvorín, con malos resultados en lo deportivo y con problemas en lo económico.

Alemany tiró de su enorme experiencia en el Mallorca, -entró de adjunto a la gerencia con Miquel Contestí y alcanzó la presidencia en más de veinte años en los despachos- para poner orden. Desde su prudencia y habitual discreción fue conquistando al valencianismo, que fue aplaudiendo sus decisiones deportivas. Apostó por Marcelino García Toral, cuando el entonces director deportivo, Alexanco, quería a Quique Setién. Y acertó de lleno, así como también en los fichajes de Kondogbia, Gabriel Paulista, Neto y compañía. El Valencia regresó a la Liga de Campeones en la campaña 2018/2019. "Cada tres meses suele atender a los medios y en alguna rueda de prensa ha dado recitales de cómo se deben hacer las cosas", explica un periodista que sigue el día a día de los 'ché'.

Sin embargo, su figura salió más reforzada que nunca la pasada campaña. Justo cuando el equipo estaba mucho más cerca del descenso que de Europa y muchas voces exigían el cuello de Marcelino, Alemany se plantó en Singapur para convencer al propietario, Peter Lim, de que debía tener paciencia. Y volvió a acertar. Ese fue su gran punto de inflexión. El Valencia ganó la Copa del Rey y se volvió a meter en la Liga de Campeones. Sin embargo, este verano esa buena sintonía ha saltado por los aires. Las ganas de Lim de tomar decisiones ha estado a punto de acabar con Alemany, que tendría que pagar seis millones de euros si dimitiera. "Está celoso porque lo eclipsa todo", aseguran.

El respaldo absoluto de la plantilla y cuerpo técnico ha sido decisivo -en Valencia hablan de la 'Doble M' para resaltar el trabajo de Mateu y Marcelino- para que la relación no saltara por los aires, pero hay voces que apuntan que el mallorquín se marchará el 30 de junio de 2020, cuando finaliza su contrato. "Eso sería un golpe muy duro", destacan. Lo que es seguro es que mañana estará en el palco viendo a los dos clubes de su vida.