Hace poco más de una semana el club anunció que se había alcanzado el tope máximo para los abonados del club, lo que auguraba una gran entrada en el partido de ayer. 15.127 espectadores fue la cifra oficial que dio el club y Son Moix presentó un gran aspecto que, al margen de los encuentros del play-off de ascenso, hacía tiempo que no se recordaba.

En los alrededores del estadio se respiraba un ambiente festivo y de alegría entre los seguidores mallorquinistas. Una hora antes de que diera comienzo el encuentro, cientos de aficionados ataviados con camisetas rojas y negras se agolpaban en las inmediaciones de Son Moix, impacientes de que el partido diese comienzo. La tienda del club presentaba largas colas, un hecho inusual pero que ejemplifica que la afición está con el equipo tras dos años consecutivos de éxitos.

Las gradas del estadio poco a poco fueron llenándose -a excepción de la Grada Sur, donde tan solo se podía acceder mediante entrada- y fue destacable la gran ovación que se llevaron los hombres de Vicente Moreno tanto en el momento de salir a calentar como al retirarse a los vestuarios para recibir las últimas instrucciones.

Al igual que sucedió en los encuentros del play-off de ascenso a Primera, los aficionados entonaron el himno a capela en el momento en que los dos equipos saltaron al verde de Son Moix. Tras el pitido inicial, la Grada Lluís Sitjar se encargó de dirigir los cánticos y en ningún momento del encuentro dejaron de animar a favor de los suyos. El resto del estadio, como viene siendo costumbre las dos últimas campañas, se unió con frecuencia a los cánticos, creando un gran ambiente futbolístico en el estadio. Una de las notas curiosas del debut en Primera fue que volvieron a aparecer en las gradas los vendedores ambulantes de refrescos, una de las figuras mas tradicionales años atrás y desaparecidos en combate desde el descenso a Segunda hace seis años.

El estadio enloqueció con el gol de Dani Rodríguez en el minuto 3. El VAR, inédito en Palma hasta la fecha, entro en acción por primera vez en Son Moix y durante un minuto se vivió un ambiente tenso en la grada, con silbidos, hasta que finalmente Melero López validó la acción del gallego y el gol subió al electrónico.

La grada no dejó de apretar en ningún momento, gracias en parte al buen nivel que mostraron los de Moreno. A cada acción ofensiva del Mallorca se elevaban los decibelios en el estadio, al igual que cuando el árbitro del encuentro señalaba alguna acción en contra de los intereses bermellones.

Por otra parte, cabe destacar la visita de Robert Sarver, propietario del club, y de Andy Kohlberg, presidente. Ambos no quisieron perderse el estreno de su equipo en Primera. Son Moix lució un aspecto y un ambiente de Primera, y la afición ya espera con ganas la visita de la Real Sociedad.