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Análisis

Nula elegancia con Sastre

Molango debería predicar con el ejemplo, con el que él mismo dice aplicar, el de lavar los trapos sucios en casa. No lo hizo el miércoles en la presentación de la renovación de Vicente Moreno. Si hay unanimidad en adjudicarle buena parte de responsabilidad en la continuidad del técnico -a cada cual lo que le corresponde-, también debería haberla en que no estuvo de lo más afortunado dando una reprimenda en público a Joan Sastre, uno de los jugadores más queridos por la afición, no solo porque es de aquí, sino porque ha demostrado con creces su profesionalidad y su entrega al club que le paga. El defensa de Porreres se ha ganado un trato mejor que el recibido por el consejero delegado del Mallorca, que le ninguneó -"si tiene ofertas que las presente, a mí no me consta ninguna"-, o cuando le recriminó que estuviera mal asesorado. Flaco favor ha hecho Molango al jugador y al club que tan bien le paga si realmente le interesa que Sastre continúe en el Mallorca. Sorprende la actitud del CEO mallorquinista, tan celoso de que se sepa lo menos posible de lo que ocurre en la entidad, para lo bueno y para lo malo. Y sorprendido, y no precisamente contento, debió quedar igualmente Moreno, que, partidario de ofrecer las menos pistas posibles en todo lo que afecta al equipo, no debía dar crédito.

Toda la discreción que ha exhibido Molango en las dos últimas temporadas la tiró al traste el miércoles, en un ejercicio de nula elegancia. Los trapos sucios se lavan en casa.

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