Por fin, el mayor enigma del Mallorca en los últimos meses ha quedado resuelto. Vicente Moreno continuará como inquilino del banquillo dos temporadas más, y se acaba con el debate de su continuidad, alimentado de forma incomprensible por el propio técnico. Sin duda es la mejor noticia posible, la que esperaban todos los aficionados. El club, con Molango al mando de las operaciones en Palma, lo ha tenido claro desde el minuto cero. Moreno era el hombre, en Segunda o en Primera, para seguir creciendo. Una decisión acertada que hay que reconocerle al consejero delegado en una operación que se supone no ha sido fácil al tratarse de un entrenador ya cotizado y al que le lloverán las ofertas más pronto que tarde. De nuevo entre los mejores y con la seguridad de que seguirá el hombre del milagro, el Mallorca parece haber entrado definitivamente en una etapa de estabilidad, tanto tiempo añorada tras años de continuas turbulencias. El club y el equipo está en las mejores manos posibles para que esto no se quede aquí. El primer gran paso se dio ayer.
