El Mallorca arrancó ayer el periodo de renovaciones de manera presencial en Son Moix y acabó desbordado. El reloj no marcaba las 6:30 de la mañana cuando ya había seguidores haciendo cola para renovar el carnet de abonado del Mallorca en la temporada del regreso a la Primera División. La gran afluencia de aficionados superó todas las previsiones y el caos y el malestar entre los seguidores mallorquinistas se adueñaron de la situación durante la mañana.

A pesar de que hasta las 9:30 no se abrió la oficina y el club no procedió a repartir los tiques de espera con los que poder acceder, tres horas antes ya se empezaron a formar colas de aficionados ansiosos por renovar su localidad. Una vez repartidos ya comenzó a verse que la situación se iba a descontrolar. Los trescientos tiques que se repartieron no fueron suficientes y para colmo, el club repartió otros tantos más con los números repetidos, por lo que muchos aficionados encontraron que su tique estaba duplicado a la hora de acceder a la oficina.

A partir de ese momento, los nervios comenzaron a aflorar, la cola como tal dejó de existir y todas las personas presentes se agolparon ante la oficina de Atención al Abonado, mientras exigían soluciones a su problema sin encontrar una explicación oficial por parte del club bermellón.

El problema se agravó cuando la pantalla que servía para informar del turno de espera se estropeó. No se había alcanzado el número 10 cuando el sistema se bloqueó y pasó a anunciar que el siguiente era el 225 de la lista. Los aficionados, que no daban crédito a lo que veían, intentaron sin éxito que alguien les explicara qué debían hacer. Un gran número de seguidores, furiosos por la falta de información, optaron por marcharse y probar suerte otro día. En cambio otros, que ya llevaban cinco o seis horas de espera, se resignaron a esperar lo que hiciera falta, puesto que eran pocos los afortunados que podían acceder al interior para renovar el carnet. De hecho, a las doce del mediodía tan solo se había alcanzado el número 30 en la lista de espera, un ritmo de diez personas por hora.

El momento más surrealista de la mañana se vivió cuando, como medida para poder informar de la lista de turnos a los presentes, se procedió a colocar una pizarra en un costado de la puerta e ir avisando manualmente del turno.

El club se vio superado en todo momento por la afluencia masiva de los seguidores bermellones. Muchos acudieron para renovar su carnet en su misma localidad, volver a la que tenían anteriormente al descenso a Segunda B o poder dar de alta a dos nuevos socios, pero debido al descontrol vivido se marcharon de vacío.

Durante la tarde la situación volvió a la normalidad y los aficionados que acudieron por la mañana y consiguieron un tique pudieron finalmente obtener su carnet de socio para esta temporada. Hoy no se repartirán números hasta acabar de atender a los que ayer no pudieron retirar sus pases. A última hora de la tarde, el club bermellón informó de que ya se han alcanzado los 2.674 socios en la primera semana.