El Mallorca regresa a la Primera División por la puerta grande seis años después. Los bermellones tumbaron al Deportivo en un partido perfecto gracias a los golazos de Budimir, Salva Sevilla y Abdón (3-0). Un abarrotado Son Moix vivió una fiesta inolvidable para celebrar que el club regresa a la elite solo un año después de subir de Segunda División B. Este grupo de jugadores y cuerpo técnico, comandado por Vicente Moreno, es inmortal. Ha entrado en la leyenda para firmar el octavo ascenso en la centenaria historia de la entidad.

El plan que hubiera ideado cualquier mallorquinista salió a la perfección. Espoleado por las 21.210 personas que asistieron animosas al estadio, el equipo salió como un cohete convencido de lo que tenía que hacer, con un Baba imperial en el centro del campo, que se bastó para liberar de trabajo a Salva Sevilla y Dani Rodríguez. No había tiempo que perder, pero era cierto que eso también se tradujo en alguna precipitación, ya cerca de la meta visitante, en el último pase. Eso sí, menos mal que Baba se adelantó a Borja Valle cuando el delantero se disponía a rematar ante Manolo Reina. Esa milagrosa bota evitó lo que podría haber sido un desastre ya en el minuto siete. Los bermellones apretaron de lo lindo y la calidad brotó. Salva Sevilla le pasó el balón a Dani Rodríguez, que ha hizo una pared con Budimir, que se vistió de Van Basten para marcar un auténtico golazo. El croata recibió de espaldas a los dos centrales, se giró con velocidad, se adecuó la pelota y la envió al fondo de la portería. Una maravilla que llenó de ilusión a una afición eufórica y que se estaba frotando las manos. Pero esto no se acababa aquí. Solo habían pasado veinte minutos y lo más complicada ya estaba hecho. Pero había que seguir percutiendo. Y Salva Sevilla estuvo cerca de anotar el segundo poco después, pero Dani Giménez demostró su categoría. El almeriense lanzó una falta de forma magistral, pero el meta se estiró como un chicle para despejar el balón.

Los de Martí eran incapaces de dar un paso hacia adelante y los baleares lo siguieron intentando, aunque sin fortuna. El dominio no supuso romper la zaga visitante, que aguantaba con orden. Solo un disparo raso de Lago, más activo que en el resto del play-off, desde la frontal y que blocó el cancerbero, levantó de sus asientos al público.

En la reanudación el Mallorca salió con el cuchillo entre los dientes. Moreno sentó a Aridai para dar entrada a Abdón, toda una declaración de intenciones y que le dejaba la banda derecha a un Sastre entonado. Y las ocasiones no tardaron en llegar. Dani Rodríguez, con un tiro alto, Budimir, con un testarazo y Estupiñán, con un disparo desde fuera del área, mostraron su carácter. Y quien avisa no es traidor porque el Mallorca encontró el premio a su insistencia. Salva Sevilla, que bajó dos categorías para pasar de Primera a Segunda B la pasada campaña, marcó las diferencias en el momento adecuado. Un lanzamiento de falta muy parecido al que anotó en su debut como bermellón ante el Atlético Saguntino, puso el 2-0 en el marcador. En el minuto sesenta y dos los rojillos ya tenían el trabajo hecho. Pero este resultado solo les daba el pase al final de la prórroga, por lo que lo mejor era buscar el tercero.

El Deportivo dio un timido pase hacia adelante, pero insuficiente a todas luces porque la zaga se estaba mostrando solvente. Incluso Abdón, en un error de Dani Giménez en el saque de puerta, pudo marcar de rebote. Lago probó suerte con un tiro seco que se fue desviado. Sin embargo, esto no podía ser tan fácil. Ni mucho menos. Y Quique se sacó de la chistera un remate que obligó a Manolo Reina a hacer la parada de la noche al sacar una mano milagrosa. Ese silencio dio paso al gol de la noche. Y el de la vida de Abdón Prats. Y también el de muchos mallorquinistas. Baba robó el balón, se lo sirvió al de Artà, que con todo el convencimiento fue ganando metros hasta soltar un zurdado imparable. Un gol de Champions que desató la locura en el estadio. Y en la isla. Esto es para siempre.

Eso sí, un cabezazo de Pablo Marí, absolutamente solo, puso a prueba el corazón de todos. Pero el destino quiso que se marchara fuera. Después del esperpento desde el descenso, está claro que estaba a prueba de bombas. Es de Primera División.

Las valoraciones

El árbitro: El colegiado no influyó en el resultado final del encuentro

Pizarro Gómez cuajó una correcta actuación, aunque quizá podría haber mostrado alguna tarjeta amarilla más. Lo que es seguro es que acertó en las acciones conflictivas del encuentro.

Lo mejor: El Mallorca regresa a la Primera División seis años después

El éxito de este grupo de jugadores y cuerpo técnico es para siempre. Después de ascender de Segunda B, un año después da el salto a la elite gracias a un rendimiento fuera de lo normal. La quinta plaza dio el billete para este play-off que ha terminado con una gran euforia. No es para menos.

Lo peor: Estas seis temporadas fuera de la elite del fútbol nacional

El Mallorca disputará su vigesimoctava temporada en Primera División, aunque está claro que estas seis campañas fuera de la elite se han hecho muy largas. El descenso a Segunda B hizo tocar fondo al club después de cuatro años jugando con fuego, pero eso ahora ya es historia.