El Mallorca está vivo. Y eso es la mejor noticia. El resultado de anoche ante el Deportivo es malo a todas luces, no hay que engañarse, pero si este equipo no murió con tantas adversidades, es que hay motivos para creer en la remontada (2-0). Los bermellones deben aferrarse a su fiabilidad en Son Moix el domingo para darle la vuelta a esta final por el ascenso a Primera División. Nadie dijo que sería fácil, sobre todo tras un partido como el de ayer, condicionado por la expulsión de Pedraza en el minuto treinta y nueve cuando los baleares estaban dando la cara. Y la siguieron dando después porque va en el ADN de este equipo.

Un gol de falta de Fede Cartabia justo antes de la roja y otro de Quique González en el ochenta decantan la eliminatoria para los de Pep Lluís Martí, pero también hay que tener claro que el mismo resultado en Palma daría la gloria a los mallorquines. Y es posible, por supuesto.

El Mallorca demostró personalidad en los primeros minutos. Ni rastró de miedo escénico, como diría Jorge Valdano, ni similar, por mucho que el ambiente hostil de Riazor fuera de los que impone. Tenía el balón, tocaba con un buen ritmo y llegaba al área rival. Sastre, en una de esas, no encontró rematador ya en el corazón del área. Valjent, Lago y Leo Suárez, los tres de cabeza, remataron fuera, pero dejaron claro que el equipo quería marcar. Moreno había cambiado el dibujo, con el argentino como segundo punta y Dani Rodríguez más caído a banda, aunque esa fórmula no duró todo el tiempo. No obstante, el Deportivo despertó con una gran jugada de Fede Cartabia, que cedió a Carlos Fernández para que la tirara desviada. En algún momento el duelo era de ida y vuelta, como si la eliminatoria fuera a terminar en ese momento. Raíllo dio el gran susto a los locales con un testarazo que se marchó fuera en una sensacional oportunidad.

El Deportivo había mejorado dando un paso hacia adelante, hasta que llegaron los minutos que condicionaron el choque y quizá también el desenlace de esta final. Porque Salva Sevilla hizo una falta evitable en un costado del área y Fede Cartabia, como el domingo hizo Bela, del Albacete, sorprendió a un Reina que se tiró tarde y no pudo evitar el tanto de los gallegos. Un jarro de agua fría que pasó a helada en el treinta y nueve. Pedraza fue a cortar un balón dividido, pero resbaló, llegó tarde y golpeó con los tacos en la boca a Bergantiños, que se quedó tendido. El pivote se puso a llorar al ver la sangre del deportivista, pero el árbitro dio la ley de la ventaja en una decisión extraña y, posteriormente, expulsó al rojillo. Fue un choque fortuito, por lo que la tarjeta roja directa parece exagerada. Incluso Martí abrazó a un desconsolado Pedraza mientras atendían a Bergantiños, que tuvo que ser sustituido.

Al Mallorca se le ponían las cosas muy difíciles. El plan tenía que ser no estropear más la situación al estar con uno menos durante cincuenta minutos. Y casi lo consiguieron. Estuvieron muy ordenados en la reanudación, pero con más miedo a que el Deportivo le hiciera daño que a tratar de sorprender. De hecho, el balón le duraba muy poco, pero seguía compitiendo ante un adversario que rugía sin morder de verdad.

Los coruñeses tuvieron su primera ocasión en el sesenta y nueve, que ya es decir, con un tiro fuerte que Reina blocó seguro. Y justo después, el meta atrapó un remate de Fede Cartabia. El Mallorca empezaba a dar signos de debilidad y el Dépor se dio cuenta. Carlos Fernández no cabeceó de milagro un balón con la puerta vacía justo antes de que Dani Rodríguez probara fortuna con un disparo muy alto. El Mallorca tenía que aguantar como fuera, pero no pudo. El segundo gol del Deportivo llegó con polémica porque el árbitro tardó tres minutos en decidir si el remate de Quique había traspasado la línea tras el despeje a la desesperada de Valjent. Los jugadores del Mallorca se quejaban de que el asistente había levantado el banderín antes de que el balón entrara, posiblemente señalando una falta del delantero deportivista. Pero a pesar de la indignación, el 2-0 subió al electrónico. Duarte pudo marcar el tercero en el descuento, pero Reina estuvo bien. Ahora toca remontar. Son Moix es el mejor aliado para hacerlo. Más de veinte mil personas le ayudarán a lograrlo.

El árbitro

La roja a Pedraza fue exagerada y condicionó el encuentro. La expulsión de Pedraza fue exagerada ya que el bermellón dio un golpe fortuito a Bergantiños. Y en la acción del segundo gol no lo concedió inicialmente y fue el asistente, que había levantado la bandera, el que lo dio.

Lo mejor

Podría haber sido peor al jugar con diez cincuenta minutos. El partido se le acabó al Mallorca en el minuto treinta y nueve cuando se quedó con un jugador menos, por lo que resistir tanto tiempo a un Deportivo volcado tiene mucho mérito. El polémico segundo gol hizo daño, pero la desventaja es remontable en Son Moix, donde el equipo es fiable.

Lo peor

Quedarse con uno menos tan pronto condicionó el partido. El Mallorca cuajó una primera parte en la que demostró personalidad y hasta dispuso de ocasiones, pero quedarse con uno menos le hizo tambalear por completo, a pesar de que la roja llegó con el 1-0 en el marcador. En la segunda mitad solo pudo resistir y poco más.