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Análisis

Saber sufrir también es ganar

Saber sufrir también es ganar

Los últimos minutos del partido de ayer en Albacete son de esos que te reconfortan si te sale bien y te destrozan si te sale mal.

El fútbol tiene tantos componentes anímicos que resulta casi incalculable poder valorarlos en su justa medida.

Con el 1-0 en contra el Mallorca se clasificaba para la final por el ascenso a Primera, pero si le marcaban el segundo no quedaba eliminado sino que se alargaba el partido con una prórroga en la que si no pasaba nada quedaba eliminado por clasificación en la fase regular. Este sistema premia la posición en la Liga eliminando las tandas de penaltis, épicas por otra parte. Y todo esto sin contar que si el Mallorca marcaba un gol, obligaba al Albacete a marcar cuatro.

Todo este galimatías hace que el fútbol te cambie el estado anímico en fracciones de segundo porque cada córner, cada falta, cada rebote o cada casi todo, es un drama. Pero bien está lo que bien acaba y al Mallorca le espera ahora el Deportivo de Martí, otro drama, porque Martí es un profesional pero también es persona, y mallorquinista. Su cabeza debe estar hecha un lío.

Y por si faltaba algo, todas esas comidas de coco las pasó también el Baleares ante el Melilla en Son Malferit. Le espera el pasado, es decir, el Mirandés. Palma, en fútbol, es 'doble finalista', ¡qué cosas!

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