"Manolo Reina, lololololo, Manolo Reina, lololololo", cantaban sin parar los seiscientos mallorquinistas desplazados a Albacete cuando el partido estaba agonizando. El portero acababa de hacer una de esas paradas milagrosas a las que tan acostumbrado les tiene desde que aterrizó en la isla en julio de 2017 para jugar de rojo y negro en Segunda B.

El malagueño (Villanueva del Trabuco, 1985) volvió a ser el salvador de un Mallorca que se sostuvo con sus intervenciones, ya que la falta de puntería impedía acabar con la agonía. El Albacete apretó de lo lindo en muchos momentos del encuentro, pero Reina demostró que estaba preparado para el reto. Y eso que, las cosas como son, dio la impresión de que pudo hacer mucho más en el gol de falta de Bela. Tardó en tirarse y la barrera no estaba bien colocada, aunque quizá esto solo sirvió para demostrar que el cancerbero es humano. Porque lo de la segunda parte fue celestial.

A buen seguro que Zozulia, uno de los mejores delanteros de la categoría, todavía se está preguntando cómo no entró su certero testarazo. Reina estuvo tan ágil como rápido de reflejos en una acción en el minuto setenta y uno. Que ese balón no entrara fue clave porque todavía quedaba un mundo para el final y eso podría haber puesto muy nerviosos a los bermellones. Fran García, poco después, se encontró con la oportunidad de su vida. El lateral del Albacete disparó de volea desde dentro del área directo al fondo de la portería, pero el portero atrapó el balón cuando quizá otro se hubiera quedando haciendo la estatua. Ver para creer.

No obstante, todavía quedaba un último susto con una oportunidad de las que Eugeni jamás olvidará. Si hubiera entrado hubiera forzado la prórroga, pero su disparo con la defensa del Mallorca casi sin fuerzas, se encontró con una increíble estirada de Reina que alivió a los aficionados bermellones presentes en el estadio.

"Estoy para parar balones", respondió con modestia tras el encuentro a las preguntas de los periodistas. Lo que hizo ayer fue convertirse en decisivo para que su Mallorca diera un paso más hacia el sueño de la Primera División. El año pasado ya lo hizo para abandonar la Segunda B. Lo de ahora son palabras mayores.