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Análisis

Simbiosis de goles y afición

Simbiosis de goles y afición

La comunión que existe actualmente en el mallorquinismo con el equipo es parte de la ventaja adquirida en el partido de ida de la primera eliminatoria por el ascenso a Primera, en lo matemático y en lo anímico.

Es cierto que los goles son obra de Leo Suárez tras un gran pase de Abdón y de Dani Rodríguez que con su volea puso la guinda. Pero no es menos cierto que se ha generado un ambiente alrededor de este equipo como no se recordaba desde hace mucho tiempo.

Probablemente no había dieciséis mil personas en Son Moix desde hace más de seis años, allá por la lejana y paradójicamente ahora cercana Primera división. Y sin embargo, el batacazo a Segunda B con su consiguiente retorno y una temporada que ya se puede calificar de excelente sin que haya terminado, ha creado una simbiosis que en el campo se vive, de dentro a afuera y de afuera adentro.

Aún falta mucho para cerrar el ejercicio. Falta acabar de superar al Albacete y si es así, medirse en la final al vencedor del Deportivo-Málaga, que no tengo muy claro quién será, visto lo visto. Es decir, que para culminar la matrícula de honor aún hay que jugar tres partidos más, una eternidad.

De momento 'carpe diem', tanto al equipo y sus goles como a la afición y a sus cánticos.

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