No hay que engañarse. Es cierto que el Mallorca tendría que haber ganado en Soria. También lo es que disponía de una gran oportunidad para ponerse a solo cuatro puntos del ascenso directo a tenor de los resultados de la jornada. Pero también lo es que este punto, gracias a un gol en el minuto ochenta y nueve de Salva Sevilla, es bueno. Y eso que el equipo cuajó una nefasta primera parte, en la que el Numancia ya se adelantó a los siete minutos, y una segunda en la que, con más desesperación que otra cosa, lo intentó sin ninguna brillantez. El almeriense, aprovechándose de una soberbia acción de Lago, metió la bota para dejar a los bermellones en la quinta posición. Esto nunca puede ser una mala noticia, por mucho que después del encuentro hubiera tanta rabia como frustración por no haber tumbado a un rival que lucha por evitar el descenso, pero que hace dos semanas venció al Granada en Los Pajaritos (2-0).

Por eso es importante no perder la perspectiva de lo que está haciendo este equipo, a pesar de que lejos de Son Moix baja mucho el nivel, cuando solo quedan ocho jornadas de campeonato. Los nervios, presión y mal rollo es mejor que se queden en el Málaga, Dépor o Granada. No es el momento de perder la cabeza cuando tiene entre manos una posibilidad tan bonita. Cualquiera hubiera firmado en julio estar a seis puntos del ascenso directo, no hay que olvidarlo. Los de Moreno tienen la obligación de intentarlo. Y en ello están, solo faltaría.

No pudo empezar peor el partido para el Mallorca. Como en Córdoba hace quince días. Ya había avisado Nacho con un remate que blocó Reina, que no pudo hacer nada en el minuto siete. Marc Mateu lanzó una falta que Joan Sastre desvió hasta el fondo de la red en una acción desafortunada. Todo un palo nada más empezar del que no se repusieron los bermellones en toda la primera parte, una de las peores del curso. No es que el Numancia estuviera haciendo nada del otro mundo, pero es que a los isleños, con un Salva Sevilla especialmente impreciso, no les duraba nada el balón. Y gracias que Lago metió el pie para evitar el remate de Atienza cuando lo tenía todo para rematar.

El Mallorca, especialmente espeso, solo provocaba peligro a fogonazos. El más claro fue cuando Dani Rodríguez lideró una contra en la que se plantó ante Juan Carlos y su disparo raso se marchó fuera por poco. Aridai también apareció en alguna ocasión para poner algún centro con toda la intención, pero los centrales siempre se impusieron a un Budimir especialmente apagado. Lago estaba muy vigilado. De hecho, cada vez que recibía el balón era presionado por dos o tres futbolistas. El marfileño lo intentó con un disparo que se fue a las nubes. El público local, muy crispado con su entrenador al entender que su Numancia podría aspirar a más que a la salvación, reclamó penalti por empujón de Raíllo sobre David Rodríguez, pero el colegiado no lo apreció así.

En la reanudación, el Mallorca dio un paso hacia adelante y el Numancia, muy ordenado en defensa, se olvidó de atacar, salvo alguna contada excepción. Un tímido cabezazo de Budimir y alguna acción puntual de un activo Aridai daban esperanzas. Moreno, desde el palco privado en el que siguió el partido por su sanción de tres encuentros, dio la orden de entrada a Abdón. Sin embargo, los baleares se mostraban muy precipitados en ataque. Budimir lo intentó con un zurdazo muy alto.

Los castellanos, por su parte, obligaron a que Manolo Reina se luciera tras un disparo de Gus Ledes. Pero el Mallorca era el dueño del balón y siguió percutiendo. Lago, con un centro envenenado que tocó en un defensa, provocó la buena intervención del meta calvianer Juan Carlos.

Moreno sentó a Aridai, en una decisión difícil de entender, para que entrara Leo Suárez, pero eso no mejoró al equipo. Yeboah dio el susto al medio centenar de mallorquinistas presentes en las gradas con un fuerte tiro que se fue fuera por poco. Con más corazón que cabeza, el Mallorca dispuso de su mejor ocasión. Raíllo, tras un rechace de la zaga, envió el balón alto desde dentro del área. Y, cuando solo quedaba un minuto para el final, Salva Sevilla evitó la decepción. El almeriense metió el pie tras una gran jugada de Lago, que marcó las diferencias con esta acción por la derecha y anotó. Ver para creer. La derrota estaba cantada, pero este equipo, aunque no esté fino, no es de los que se rinde fácilmente. Por eso sigue mirando hacia arriba en la tabla.

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