La posibilidad de que el Mallorca dispute el play-off de ascenso y, por consiguiente, intentar el asalto a la máxima categoría del fútbol español supondría no solo un chute de autoestima para el club y su masa social, sino también el poder dar el ansiado salto cualitativo que pretene el máximo accionista Robert Sarver desde que compró el club en enero de 2016.

El ascenso a Primera, objetivo de los dirigentes norteamericanos, supondría una trascendental inyección económica para la entidad. De los poco más de seis millones de euros que cobra en Segunda por derechos de televisión -en Segunda B ingresó apenas 80.000-, pasaría a una cantidad que oscilaría entre los 43 y los 46 millones de euros. Un dinero que permitiría a la entidad no solo cumplir sin problemas con sus compromisos con la Agencia Tributaria, sino poder dedicar más dinero a reforzar la plantilla.

La pasada temporada los clubes percibieron un total de 1.506,4 millones de euros, de los que 1.325,8 fueron destinados a los que militan en Primera. Tres clubes -Barcelona, Real Madrid y Atlético- superaron los cien millones de ingresos y recaudaron el 31% de la partida destinada a los equipos de Primera. El Barça percibió 154 millones, el Real Madrid 148 y el Atlético, 110.

Los criterios que utiliza la Liga de Fútbol Profesional (LFP) para el reparto del dinero se basa en diferentes factores. Además de la posición, un tercio corresponde a la implantación social, que comprende tanto la asistencia a los estadios (abonados y venta de entradas media de las últimas temporadas) como la audiencia en televisión. Otros dos tercios por la participación en la generación de recursos por la comercialización de las retransmisiones televisivas mediante la comparativa de las audiencias medias de cada club en cada temporada.

A los pocos días de aterrizar en el Mallorca, Sarver no se marcó un plazo para ascender a la máxima categoría, pero es de cajón pensar que no ha realizado un desembolso de cerca de treinta millones de euros desde su llegada para no competir entre los mejores del fútbol español. Solo en Primera puede salir rentable una aventura como la del magnate norteamericano. El club acumula un déficit de 13 millones de euros desde 2016. En la temporada del descenso a Segunda B se sumó un pasivo de 4,374 millones. La pasada campaña, en Segunda B, también se superaron los cuatro millones, con unos gastos en personal de 7,2. Para esta temporada, independientemente de cuál sea el final, hay presupuestado un déficit que ronda los 3,7 millones. Unos números difíciles de soportar y que únicamente tendrían remedio con el club en Primera División. En ello están el cuerpo técnico y la plantilla de jugadores.