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Análisis

El club no puede ocultar la realidad

Por muchas vueltas que se le dé a la situación, la realidad es una: el Mallorca es un firme candidato a disputar el play-off de ascenso a Primera División. Intentar ocultarlo hablando de permanencias consumadas o de que hay que ir partido a partido sin atreverse siquiera a pronunciar la palabra que tendría que llenar de orgullo a los mallorquinistas no lleva a ninguna parte. El Mallorca, como otros muchos equipos, aspira a meterse en el play-off de ascenso. Ese debería ser el mínimo objetivo de partida de un club centenario y con una historia que para sí quisieran la mayoría de sus rivales.

La prudencia, la humildad y valores de este calibre siempre son bienvenidos, pero una cosa es comportarse de esta manera y otra pasarse de cauteloso.

En parte se puede entender la forma de actuar del Mallorca, desde los dirigentes hasta los jugadores pasando por el cuerpo técnico. Un exceso de euforia siempre es un mal compañero y pueden pensar que, sin hacer excesivo ruido, de tapado, les ha ido bien, porqué cambiar. Pero hay motivos de sobra para pensar en positivo, para al menos ilusionarse. El equipo compite desde el primer partido, a mediados de agosto, no es inferior a nadie y la plantilla ha demostrado ser capaz de cualquier cosa que se proponga.

Y un último dato, no menor, a tener en cuenta. Esta temporada, a diferencia de la próxima, no hay presión de ningún tipo. El objetivo era la permanencia, ya conseguida. Y si ahora se abre la posibilidad de luchar por el ascenso hay que intentarlo.

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