Este Mallorca, el de Vicente Moreno. Pero anoche pudo haber triturado al Cádiz, con la ventaja de 1-0 en el marcador y con un jugador más desde el minuto 37, y prefirió mantener con vida al adversario. Algo difícil de entender en un equipo que hizo las cosas muy bien en la primera mitad y que en la segunda se limitó a esperar y a esperar. Y por eso se quedó con cara de tonto en el Carranza. Los bermellones se tuvieron que conformar con un punto que sabe a muy poco. En otras situaciones sería muy bueno, pero no es el caso, ni mucho menos. Y todo por no saber gestionar una superioridad numérica que era un auténtico caramelo. Quizá con el tiempo podrá servir de consuelo que mantiene el golaverage a favor con los gaditanos en una hipotética igualada de cara al play-off de ascenso, aunque ahora parezca que eso queda muy lejos.

Y eso que el Mallorca demostró desde el principio que no quería correr la misma suerte que en las últimas salidas ante el Sporting de Gijón (1-0), Almería (2-0) y Osasuna (2-0). Sin hacer nada del otro mundo, el equipo estuvo bien plantado, con las líneas muy juntas e incomodando a un Cádiz que no sabía cómo hacer daño. El colegiado perdonó la roja directa a Correa por una escalofriante entrada sobre Lago Junior, una acción que marcó el paso hacia adelante de los visitantes. Precisamente un buen desmarque de Lago provocó la primera jugada de peligro, pero al estar demasiado escorado prefirió centrar que rematar, cuando ya estaba en el área, y Kecojevic rompió sus planes. No fue la única oportunidad en que sucedió algo similar, pero el premio no llegaba.

Los baleares siguieron con un ritmo elevado hasta que elaboraron una acción de muchos quilates. Raíllo envió desde atrás un fabuloso pase al espacio a Lago, que ayer se vistió de asistente para que Stoichkov, que armó la pierna muy rápido, fusilara a Cifuentes. Un auténtico golazo que hacía justicia a lo que se estaba viendo. Y solo un minuto después, en el treinta y siete, Jairo soltó un absurdo manotazo a Dani Rodríguez que le costó la expulsión.

El Carranza se enfureció con esta decisión, consciente de que condicionaba el desarrollo del encuentro. Los andaluces intentaron despertar, pero solo hicieron más ruido con las 'piscinas' de Manu Vallejo, que reclamaba penaltis inexistentes.

Budimir pudo marcar nada más empezar la segunda parte, pero su testarazo se fue fuera. El Cádiz trató de ser más profundo con más llegadas desde las bandas, pero Valjent y Raíllo estuvieron muy entonados, sobre todo teniendo en cuenta la presencia del gigante Lekic. Al Mallorca le faltó personalidad en la reanudación y empezó a recular, a pesar de ser uno más. Aun así, Baba probó suerte con un fuerte disparo que despejó Cifuentes. Moreno mostró sus cartas al introducir a Aridai, que juega bien con espacios, y Álex López, que aguanta la pelota con criterio, pero el equipo no fue a más. Todo lo contrario. El Cádiz empezó a creer de verdad en que el empate era posible. Raíllo estuvo providencial al meter la punta de la bota en una ofensiva del Cádiz en la que Lekic se hubiera quedado solo ante Reina.

La bulliciosa afición local empezó a apretar de lo lindo, una circunstancia que animó a los suyos. Un cabezazo de Marcos Mauro dio el susto, hasta que llegó uno mucho más grande a solo cinco del final, cuando parecía que los amarillos ya no tenían más fuerzas. Garrido, tras un saque de esquina, marcó con la espalda. Reina reclamó falta, aunque da la impresión de que el malagueño llega algo tarde. El árbitro no quiso ni mirar, ni siquiera una clamorosa falta a Raíllo en esa misma jugada. Fue un mazazo en toda regla. Y poco después sucedió algo difícil de entender. Arcediano Monescillo cortó una contra de Buenacasa, que se quedaba solo ante el meta, para expulsar a Mauro por una falta sobre Álex López, es decir, benefició al infractor. Eso elevó los nervios, con tangana incluida. El Mallorca entendió que lo mejor que le podía pasar es que acabara el partido, por mucho que finalizara con dos futbolistas más porque ni supo crear una ocasión en el último suspiro. Ni con el alma. Y eso que tiene. Seguro.