Ha llegado la hora de poner los pies en el suelo. Soñar ha sido bonito, para qué negarlo, pero llegados al ecuador de la competición, el equipo está donde se merece y eso, por mucho que les pese, es fuera de los puestos de play-off. Basta ya de imposiciones ficticias, sueños imposibles y exigencias desmesuradas. El Mallorca acaba de subir a Segunda División, ¿a quién en su sano juicio se le ocurre reclamar un nuevo ascenso? Este año es el de la transición, el del asentamiento, el de tomarle la medida a la categoría... Lo era antes de empezar la temporada, lo fue durante el tiempo en el que el equipo rozó el liderato y lo sigue siendo ahora que vaga en tierra de nadie.
Disfruten con lo que están consiguiendo, que no es poco, pero sobre todo no se decepcionen con los últimos resultados. El año que viene el proyecto estará más asentado, el club tendrá un mayor presupuesto y entonces se deberá hablar de otro tipo de metas. La única esta temporada debe ser alcanzar los 50 puntos, sin más.
