La tradición marca en el calendario el día 6 de enero como el Día de Reyes, pero ayer en el Mallorca fue el Día de Reina, y no es por aquello de la igualdad ni de la paridad, sino porque Manolo Reina, el portero mallorquinista paró dos de los tres penaltis con los que fue castigado su equipo. Y aún así, el Mallorca perdió el partido porque el equipo en ningún momento se pareció a sí mismo.
El año nuevo no ha empezado bien porque el Mallorca, a excepción de su portero, no estuvo a su nivel. El conjunto rojillo fue en Almería un equipo plano, sin profundidad, sin creatividad, sin posibilidades y errático hasta límites insospechados como lo reflejan los tres penaltis cometidos con acciones que demostraron cierta falta de concentración.
El equipo de Vicente Moreno solo duró los veinte primeros minutos, a partir de ahí empezó a crecer el Almería al mismo ritmo que el Mallorca disminuía y un reflejo de ello es acabar perdiendo por 2-0 un partido en el que has parado dos de tres penaltis, al margen de otras oportunidades abortadas por Reina en el citado día de Reyes.
Es una lástima porque un resultado favorable permitía seguir enganchado a la zona noble, que ahora se distancia un poco. Hay que seguir remando, como sentenciaba el eslogan de la pasada temporada.
