El mallorquinismo no puede estar disgustado con este 2018 que está a punto de finalizar. Ha sido un año en positivo en cuanto a sus guarismos y en el que, tras tocar fondo en 2017, ha servido para empezar una reconstrucción de desconocidas dimensiones. Abandonar la Segunda B a las primeras de cambio e ilusionar a la afición con su prometedora trayectoria en su regreso a la Liga de Fútbol Profesional es un balance que se apoya en unos números incontestables.
Los de Vicente Moreno, una de las claves para que se despida 2018 con alegría, han disputado cuarenta y cinco encuentros oficiales entre Segunda B, Segunda, play-off de ascenso y Copa del Rey, y ha ganado la friolera de veinte. Casi la mitad de partidos han acabado con aplausos, un detalle que se debe tener en cuenta. Además, han empatado trece encuentros y solo han perdido doce, una cifra que evidencia que las cosas se han hecho muy bien.
El día más importante de los últimos doce meses fue el 27 de mayo. Es el que lo cambió todo. Aquella tarde en el estadio de Anduva el proyecto de Robert Sarver empezó a recobrar el crédito perdido, en el mismo escenario, un año antes. El Mallorca empató a cero el encuentro e hizo bueno el 3-1 de la ida en la eliminatoria de campeones por el ascenso.
No obstante, ha habido muchos más partidos para el recuerdo entre el que midió a los rojillos al Peralada en Son Moix (0-0) el 7 de enero y el del pasado viernes, ante el Nàstic de Tarragona (2-0).
El derbi ante el Atlético Baleares, que reunió a más de once mil personas, fue uno de los que despertó más expectación (3-2). Fue el 21 de enero, como colofón a las fiestas de Sant Sebastià de Ciutat. Casi cinco meses después, el 6 de mayo y en el mismo escenario, el Mallorca dio el primer paso para salir del infierno. Derrotó al Badalona (3-1) y se proclamó campeón del grupo tercero de la Segunda B, paso imprescindible para después lograr el ascenso en Miranda de Ebro.
La LFP regresó a la isla el 19 de agosto con el encuentro ante Osasuna y también empezó su andadura con buen pie porque los bermellones derrotaron a los navarros por 1-0. Con el mismo bloque de la exitosa plantilla de Segunda B, el equipo ha elevado su nivel para luchar entre los mejores de la Liga123. No ha bajado de la octava posición en las diecinueve jornadas de campeonato y va a empezar 2019 con las expectativas por todo lo alto.
A buen seguro que en la planta noble de Son Moix firman tener una dinámica similar, como demuestra el hecho, por ejemplo, de que solo han doblado la rodilla en tres ocasiones en todo un año. Fue ante el Ebro (0-1), todavía en Segunda B, y las dos más recientes, ya este curso, ante el Albacete (1-3) y Málaga (1-2). Y en este último caso la afición le dedicó, a pesar de la derrota, una sonora ovación a sus jugadores. Mucho más feliz fue el adiós ante el Nàstic del viernes, con los jugadores chocando las manos de los hinchas de la grada Lluís Sitjar. Cariño y compromiso por ambas partes, quizá el mejor reflejo de lo que ha sido 2018.
