Sebastià Adrover: A Favor, la afición dio una lección de madurez.

No existe el mallorquinista que firme perder y jugar bien, o al menos no debería, pero la lección de madurez que dio la afición en esos minutos finales es de las que te dejan orgulloso. Ganar no siempre es lo único importante. Por una vez el resultado importó poco, por mucha rabia que diera caer en casa. Esa espontánea reacción no llega después de un buen partido, a pesar de que el rival fuera el todopoderoso Málaga. Es el fruto de una trayectoria de respeto a unos colores y a un escudo que, después de tantos episodios para la vergüenza, vuelve a brillar. La llegada de Vicente Moreno es el inicio de todo, pero lo bueno es que no se vislumbra el final. Este equipo puede ganar, empatar o perder, pero siempre da la cara. Y, si juega como el sábado, va a sumar muchas más victorias que derrotas. No hay mejor camino que este.

Elena García: En contra, Denme los tres puntos, pese al fiasco

Solo con orgullo, sacrificio y entrega no se ganan partidos. Está bien competir, sudar la camiseta, hacérselo pasar mal al rival y todas esas cosas, todas tan banales como tribuneras, pero sin los tres puntos, mañana todo el mundo se habrá olvidado del partido ante el Málaga y no lo digo yo, lo dice Vicente Moreno: "La gente está contenta con el equipo, pero la realidad es que la semana que viene ya nadie se acordará de este encuentro y nosotros no habremos sumado ni uno, ni tres puntos". Por suerte para el conjunto bermellón, esta temporada también se han ganado partidos en los que el equipo, seguramente, merecía algo menos. Evidentemente, ya que se consigue la victoria, mejor hacerlo mostrando una buena imagen, pero si me dan a elegir, lo tengo claro: denme los tres puntos, pese al fiasco en el campo.