Eduardo Guadilla fue el gran protagonista del partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey que enfrentó al Mallorca ante el Valladolid.

Desde el inicio del partido, las cámaras de la retransmisión enfocaron a un solitario aficionado del conjunto bermellón que animaba a su equipo desde el sector visitante del Nuevo José Zorrilla.

"Estaba solo, con mucho orgullo, y no paraba de cantar, era tal mi felicidad que ni me di cuenta si los aficionados del Real Valladolid me aplaudían. Cuando marcamos el gol salté de alegría, no cabía en mí", reconocía Guadilla en declaraciones al conjunto bermellón.

El osado aficionado compró su entrada el pasado martes y el día del encuentro no se quiso perder el paseo matinal que el equipo realizó por Valladolid. Ya por la noche quiso animarles desde la zona de aficionados visitantes: "Creía que habría más gente pero me daba igual, yo resido en Valladolid pero solo voy a ver al Mallorca, el club de mi tierra y de mi corazón".

Este aficionado mallorquinista, de padre palentino y madre vallisoletana, nació en el Hospital de Son Dureta y residió en Alcúdia hasta los cinco años. Desde la distancia forjó un amor incondicional por los colores del Mallorca y creció idolatrando a los mitos bermellones de los 80 como Zaki o Hassan.

También recuerda cuánto lloró con una lesión de Pepe Gálvez en el Nuevo José Zorrilla: "Siempre he estado ahí cuando el Mallorca ha venido a Valladolid y hace poco, cuando el equipo se salvó en Zorrilla en la última jornada, vinieron 700 mallorquinistas y me sentí rodeado de mi isla y de mi gente".

El Mallorca ha invitado a Eduardo a asistir a un partido del equipo en Son Moix: "Será mi felicidad, ver a mi isla, a mi club y estar allí con todos los mallorquinistas". Este aficionado está entusiasmado con la temporada del equipo y no ve el momento de visitar Son Moix: "Disfrutar es poco, estoy muy contento con la trayectoria del equipo".