Fue el de Salva Sevilla un cambio obligado, y decisivo para el Mallorca, que con la ausencia del futbolista almeriense perdió el control del partido. Baba no es Salva Sevilla, como se encargó de recordar Vicente Moreno en rueda de prensa. El centrocampista del Mallorca recibió un pelotazo en el minuto 51. Parecía uno más en la zona más delicada para un hombre. Pero, tras ser atendido fuera del terreno de juego, al instante se tiró sobre el césped y abandonó el campo en camilla. Su primera parte, como casi cada domingo, fue estelar, repartiendo juego y cortando todas las acciones de peligro del rival. Su ausencia, y la entrada del zaragocista Marc Gual, parece un buen argumento para explicar por qué el Mallorca no regresó ayer de Zaragoza con los tres puntos en el bolsillo.