Los poco más de cinco mil aficionados que desafiaron a la lluvia el pasado sábado abandonaron el estadio de Son Moix satisfechos con el punto conquistado ante la UD Las Palmas, en un partido que al cuarto de hora parecía definitivamente perdido con los goles de Mir y Rubén Castro. Aparte de que el encuentro se pudo haber perdido en el tramo final -Reina evitó el 2-3 a un disparo de Castro, y Araujo remató desviado con todo a favor poco después-, la satisfacción general, corroborada con un gran aplauso a los jugadores por el esfuerzo desplegado, estaba basada más en el gran juego exhibido que en el empate.

El Mallorca practica un juego atractivo. La primera parte ante el Las Palmas ha sido lo mejor que se ha visto en Son Moix en mucho tiempo. Cualquier equipo del Mallorca de las últimas temporadas -cualquiera anterior a la llegada de Moreno- hubiera bajado los brazos con dos goles antes de cumplirse el primer cuarto de hora. Este equipo no. A partir del segundo gol el grupo desplegó un repertorio futbolístico ágil, ameno, de bellísima factura, con juego por las bandas, presión constante, toque y remate. Los dos goles antes del descanso hicieron justicia a la forma en que reaccionó el Mallorca, un equipo que nunca se rinde, al que hay que machacar y rematar. Y está visto que dos goles no son suficientes para provocar la rendición del conjunto bermellón.

La lástima es que el juego no se corresponde con los puntos acumulados, dieciséis en total tras once jornadas, solo dos de los últimos nueve, que le han sacado de las posiciones de play off. Si el empate ante el Extremadura supo fatal, al encajar el gol en el último minuto y dejó la sensación, real, de que se habían dejado escapar dos puntos que se tenían en el bolsillo, el sábado la impresión es que se ganó uno en lugar de perder dos. Dos empates con sabor diferente.

Pero lo que ya sí se puede confirmar tras haberse cumplido el primer cuarto de la competición es que el Mallorca de Moreno compite ante cualquier rival, sea quien sea. La ambición del equipo no solo se demuestra en el terreno de juego, sino en las comparecencias públicas de Moreno. "No me quedo contento si no consigo los tres puntos", dijo tras el partido del sábado, en su enésima demostración de inconformismo.

Desde el duelo ante el Extremadura, el técnico valenciano ha recuperado a algún jugador para la causa. El caso más emblemático es el de Stoichkov, con muy pocos minutos jugados hasta ese partido y que ha sabido aprovechar los minutos que le ha dado su técnico. En su primer partido como titular marcó un gol, el del empate a dos, y dejó buenas sensaciones. Tras más de un mes en la nevera, Valcarce, posiblemente el fichaje más sonado de la pretemporada, volvió a disfrutar de minutos, tantos como veinte. El ex del Numancia salió del equipo por su bajo rendimiento. Parece que se ha puesto las pilas y se dejó el alma en los pocos minutos que estuvo sobre el terreno de juego. Tendrá oportunidad de volverlo a demostrar el miércoles ante el Valladolid en partido de Copa. Otra ocasión para que el equipo siga creciendo.