El 2 de noviembre de 2002, hace casi dieciséis años, el Mallorca logró una gran victoria en el Nuevo Zorrilla ante el Valladolid (1-3) en un encuentro en el que Pandiani firmó un triplete. Aquel triunfo en Primera División aupó a puestos de Liga de Campeones -tercera plaza- a los bermellones, dirigidos entonces por Gregorio Manzano, con quince puntos. Desde entonces, el Mallorca no había firmado un inicio tan bueno en la Liga de Fútbol Profesional -en Segunda B era líder con veintidós puntos- como el de este curso en sus ocho primeras jornadas.

La goleada del sábado ante el Tenerife (4-1) deja al conjunto de Vicente Moreno -hoy puede ser séptimo si el Sporting vence al Rayo Majadahonda en el Wanda- con catorce puntos de veinticuatro posibles, un fabuloso balance que el mallorquinismo hubiera firmado en julio.

Solo iguala estos números, aunque se produjeron en Primera División, los de la campaña 2007/2008 y 2009/2010, también con Manzano en el banquillo, ya que aquellos equipos también presumían de contar con estos catorce puntos. En el primer caso llegó tras tumbar al Recreativo de Huelva en el Colombino (0-2) en un duelo en el que anotaron Güiza y Tuni. Aquel Mallorca, en el que figuraba un jovencísimo Borja Valero, militaban jugadores de la talla de Ibagaza, Nunes, Aouate, Arango y el propio Güiza. Y se colocó séptimo en la clasificación en una campaña en la que los isleños acabaron en la media tabla.

En el segundo caso, los baleares arrancaron un punto en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid, que dejó escapar la victoria en el minuto 89 con un tanto en propia puerta del guardameta De Gea (1-1). Este resultado les dejó sextos en una campaña para el recuerdo ya que el Mallorca finalizó en la quinta posición, un puesto que supo a poco porque perdió la cuarta plaza, que daba acceso a la previa de la Champions, por un gol en el descuento del Sevilla en Almería.

Ahora el Mallorca está a años luz de luchar por estos objetivos entre los mejores, pero sí vive un momento feliz después de tantos sinsabores en el último lustro. Sin ir más lejos, en tres de las cuatro últimas campañas en Segunda, los rojillos estaban en puestos de descenso a estas alturas de temporada y, en la otra, ocupaba la decimosexta posición, con diez puntos. Los de Vicente Moreno no tienen nada que ver con aquellos equipos dirigidos por Karpin, Ferrer o Vázquez. Tiene pinta de que este curso será otra historia.