Una de las primeras medidas que debe tomar el nuevo presidente de la Federación Española Luis Rubiales es prescindir de partidos como el de esta mañana entre el Mallorca y el Rayo Majadahonda, los dos equipos que se han ganado en el terreno de juego el derecho a jugar en Segunda la próxima temporada y que ha acabado con victoria de los rojillos por 2-1, tantos de Damià de penalti y Cedric. El de Carcaba, a diez minutos del final, deja el duelo de vuelta abierto.

El partido ha sido un castigo para los jugadores y los pocos más de tres mil espectadores que se han dado cita en Son Moix. Para más inri, el encuentro se ha disputado bajo una fina lluvia, en un día de primeros de junio que invitaba a enfundarse una chaqueta más que ir en manga corta. El partido, por llamarlo de alguna manera, ha recordado a cuando en los 80 el Ciutat de Palma se disputaba en dos días, y antes de la gran final se celebraba el partido por el tercer y cuarto puesto con las gradas del añorado Lluís Sitjar semivacías. Lo de hoy ha sido igual. Un tostón que todos nos podríamos haber ahorrado porque, con los deberes más que hechos -y Rubiales lo sabe bien porque ha sido futbolista-, lo que desean los jugadores es irse de vacaciones después de una temporada dura por muchos motivos.

Del partido, muy poca cosa que contar. Vicente Moreno, que siguió todo el duelo sentado en el banquillo -el mejor ejemplo de la nula tensión que se ha vivido- ha puesto en liza a todos los suplentes menos a Pedraza. El título de campeón total de Segunda B le importa un pepino, como no puede ser de otra manera, y como ya dijo en la rueda de prensa del viernes. Los jugadores de uno y otro equipo le han dado la razón. Cuando no hay puntos en juego es muy difícil exigirle a un futbolista que lo dé todo. Lo que se pretende evitar es una lesión que te arruine el verano y la próxima temporada.

Tras una primera parte insulsa, en la que no ha pasado absolutamente nada, en la segunda se ha animado gracias a un penalti cometido sobre Cedric. Damià, hoy en funciones de capitán, ha hecho valer sus galones para lanzar el penalti y adelantar a su equipo. No ha sido la única buena noticia de la mañana ya que solo seis minutos después llegaría el segundo protagonizado por dos jugadores que han tenido un papel secundario, Faurlín y Cedric. El argentino ha puesto un balón en profundidad al nigeriano que, con la zurda, ha batido a Salcedo. Con 2-0, los aficionados, a falta de mayor entretenimiento, se han puesto a cantar "campeones, campeones". Carcaba, que acababa de entrar, se ha encargado de que no sea así todavía. El gol que ha marcado, tras una pérdida de balón de Faurlín, deja las cosas muy igualadas, y un 1-0 en contra en la vuelta daría el título a los madrileños. Ha posido ser peor cinco minutos después si Álex López no hubiera evitado el empate al despejar el balón sobre la misma línea de gol, con Parera batido. Da lo mismo. El objetivo se ha conseguido con creces. Toca fichar, hacer un equipo competitivo para no pasar apuros en Segunda y, si se puede, aspirar a cosas mayores. Queda un último capítulo en Majadahonda para poner fin a una temporada que ha tenido final feliz, pero que no se debe volver a repetir.