El Mallorca ha sido el mejor de principio a fin, y tras la inmaculada trayectoria en la Liga regular no es de extrañar que haya ascendido al primer intento. Con algunos problemas entre febrero y abril, cuando enlazó siete jornadas sin conocer la victoria, el resumen que se puede hacer del equipo de Vicente Moreno es el de un grupo que ha mostrado una superioridad aplastante sobre el resto de sus rivales. Villarreal B y Elche, sus más inmediatos perseguidores, han llegado a estar a trece puntos del indiscutible líder, y ni siquiera supieron aprovechar el bache de los rojillos para poner en cuestión su dominio.

El ascenso del Mallorca se ha basado en la efectividad de cara al gol y en la solvencia de una defensa que no encajó sus primeros goles hasta la cuarta jornada. El equipo ha sido más efectivo que brillante, aunque no han faltado los momentos en los que ha hecho vibrar a su afición. La Liga empezó en Peralada, bajo el sol del mes de agosto, con una apurada victoria por 0-1, gracias a un gol de uno de los refuerzos, el lateral Bonilla. El debut en Son Moix fue ante la Peña Deportiva, ya en Tercera, que se saldó con un discreto triunfo gracias a un gol de Lago.

En la tercera jornada llegó el esperado derbi contra el Atlético Baleares, que fue más noticia en la previa durante la semana que el partido, que finalizó con empate sin goles. El paso de las jornadas señalaba por dónde irían los tiros: efectividad lejos de Palma y buen juego y goles en Son Moix. La primera goleada llegó en la sexta jornada cuando se venció 4-0 a la Llagostera. Era el 24 de septiembre. El equipo se puso líder y ya no abandonaría la privilegiada posición.

En la décima jornada el Mallorca recibió al segundo clasificado, el Villarreal B, el mejor equipo, con diferencia, al que se han enfrentado los rojillos. Solo Reina, con cuatro intervenciones providenciales, evitó una derrota que no hubiera sido injusta. Lo que no acertó el equipo castellonense lo hizo Lago con un gol que daría los tres puntos. Ante el Hércules, dos jornadas después, llegó el primer tropiezo en casa al empatar a un gol. En la jornada 15, el 19 de noviembre, el equipo ya aventajaba en trece puntos al segundo, Villarreal, tras la victoria por 2-0 ante el Elche. El único peligro era que el equipo se relajara y se durmiera en los laureles.

Poco antes de las vacaciones de Navidad, en Badalona, llegaría una de las peores noticias de la temporada, la grave lesión de Lago que le apartaría tres meses de los terrenos de juego. Semanas antes, Ferran Giner, una de las gratas sorpresas del equipo, se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda en Olot. El equipo acusó estos contratiempos porque estuvo cuatro jornadas sin ganar, periodo en el que llegó la primera derrota del curso. Fue en Eivissa (2-1). La racha se rompió el 21 de enero en el partido más esperado de la temporada con la visita a Son Moix del Atlético Baleares. Hacía 37 años que no se enfrentaban. Y el partido respondió a la gran expectación despertada. 3-2 ganó el Mallorca en el que posiblemente haya sido el partido más entretenido.

Luego llegó el periodo más oscuro. Desde el empate sin goles en Llagostera el 11 de febrero, con expulsión y sanción de cuatro partidos a Álex López, hasta el 8 de abril, en que se ganó 3-2 al Lleida, el Mallorca no dio pie con bola. El 25 de febrero llegó la derrota más amplia del curso, 3-1 en Cornellà y el 5 de marzo el primer y único tropiezo en casa, 0-1 ante el Ebro. El equipo se sobrepuso y volvió a la rutina de las victorias, aunque llegaría una cuarta derrota, 1-0 en Sabadell, en el partido en el que podía certificar el campeonato. Se logró el 7 de mayo, en la penúltima jornada, al ganar 3-1 al Badalona. El equipo jugaría la eliminatoria de campeones, el primer objetivo. Quedaba el remate final, que se produjo ayer en Anduva, el escenario donde empezó y acabó un año de pesadilla.