El futuro del Real Mallorca pasa por los noventa minutos que se jugarán mañana en Anduva. El caprichoso destino ha querido que el escenario en el que el club vivió la mayor vergüenza en sus últimos cuarenta años, hace ahora casi un año, sea el mismo en el que pueda recuperar el terreno perdido. Toca cerrar el círculo y empezar otra vez de nuevo en la Liga de Fútbol Profesional. Los bermellones lo tienen bien con el 3-1 de la ida, pero mejor seguir con el pie apretado en el acelerador y mantener el discurso prudente que ha pronunciado desde el pasado julio el técnico Vicente Moreno. Después de una fabulosa Liga regular en Segunda B, en la que ha quedado campeón del grupo tercero con solvencia, toca rematar la faena a las primeras de cambio. Es verdad que el hecho de ser primero concede otra opción superando dos rondas más, pero nadie en ese vestuario la contempla.

El Mallorca, que estará acompañado por unos quinientos seguidores -trescientos noventa de ellos en la grada visitante- va a sufrir. A los burgaleses no les queda otra que salir con el cuchillo entre los dientes, pero si los Lago, Abdón y compañía igualan su intensidad, el billete debe ser una realidad. Es importante que los baleares resistan las ofensivas de los primeros minutos y, por supuesto, soporten el ambiente hostil que se vivirá en este menudo estadio, después de que durante la semana se calentara a golpe de comunicado del Mirandés. Si el fútbol es de los futbolistas, el Mallorca está más cerca del éxito que su rival, sobre todo visto lo visto en la ida.

Lo más probable es que el preparador repita el once que ya jugó en Son Moix el pasado domingo, o lo que es lo mismo, su equipo de gala. Manolo Reina en la portería, con los laterales Joan Sastre y Bonilla y los centrales Raíllo y Xisco Campos. En el centro del campo Salva Sevilla y Pedraza tratarán de dar consistencia a los suyos con la ayuda de Lago y Aridai en las bandas, ambos goleadores en el primer partido. Y el 'pichichi' Abdón, que ha arrastrado molestias, y Álex López, en la punta de ataque. Estos son los elegidos para una batalla en la que el Mallorca debe saber interpretar. Es importante no caer en las provocaciones del rival, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes en esta plantilla, y vigilar muy de cerca a Cervero, el máximo goleador del Mirandés, con veintitrés goles, trece de ellos en su estadio. Además, los locales tratarán de hacer daño por las bandas con la subida de los laterales Paris y Kijera, que en casa juegan como extremos. Los isleños deben estar centrados en no cometer errores que puedan dar vida a un adversario que necesita un 2-0, como mínimo. La efectividad en las segundas jugadas son una de las especialidades de los de Alfaro.

Es el momento de la verdad, por mucho que suene a tópico, aquel por el que se ha estado trabajando en Son Bibiloni desde aquel fatídico 3 de junio. El daño ya está hecho, pero está en su mano regresar a la LFP y olvidar esta pesadilla de la Segunda B. La historia y la afición de este club, aunque solo sea para honrar su memoria, se lo merece.

El Mallorca ha salido esta mañana de Palma con destido a Bilbao y, por la tarde, ha entrenado en la ciudad deportiva del Alavés en Vitoria.

Nuestros enviados especiales, Sebastià Adrover y Elena García analizan frente al estadio del Mirandés cómo llegan los de Vicente Moreno al segundo partido del play-off de ascenso.