El Mallorca ganó al Lleida. Esto era lo único importante ayer en Son Moix. No era el momento para reclamarle que jugara como el Brasil del 70 o el Barcelona de Guardiola, sobre todo después de una racha de seis jornadas sin vencer. El resultado es de los que dan rabia porque los bermellones jamás deberían haber acabado sufriendo en un partido que se jugaba en casa y que estaba 3-0. Si vemos la botella medio llena defenderemos que el Mallorca recordó en algunos momentos de la primera parte y en el inicio de la segunda a aquel equipo del inicio de curso que tumbaba a los rivales con solvencia. Hubo buenas triangulaciones, con un Salva Sevilla magistral, y pegada, sobre todo eso, porque este equipo necesita sentirse poderoso. Pero si la vemos medio vacía es obligado apuntar que en defensa sigue concediendo demasiado. El Lleida, un buen equipo a todas luces, hizo daño. Y esto es lo que debe tratar de mejorar Moreno. Solo quedan cinco semanas de una temporada que se está haciendo muy larga, para casi todos, antes de llegar al momento cumbre. Ganar en Elche ya despejaría el horizonte hasta el día D y hora H. Y ahí también dará igual jugar bien. Solo importa subir.
