Al fin. Casi dos meses después el Mallorca ha frenado la hemorragia y se ha reencontrado con la victoria. Y lo ha hecho de forma agónica pese a ponerse con tres goles de ventaja al comienzo de la segunda parte. Un tanto a los diez minutos, y dos en los primeros instantes del segundo periodo han dado los tres puntos a un Mallorca que los necesitaba como el comer. Pero con la amplia ventaja se ha dormido y ha dejado que el Lleida se le subiera a las barbas para tener que acabar pidiendo la hora. Pese a todo, esta victoria debe dar confianza al equipo en el tramo final del campeonato y, sobre todo, en el esperado play off de ascenso.

No se le ha podido poner mejor el partido al Mallorca ya que a los diez minutos Pedraza adelantaba a su equipo al cabecear como mandan los cánones un centro desde el córner de Bonilla. Hay que remontarse a un par de meses, como mínimo, para recordar cuándo los rojillos se adelantaban en el marcador. Era una oportunidad que no se podía desaprovechar. Ya se sabe que jugar con ventaja en el electrónico da una tranquilidad extra, y más en un equipo que no gana un partido desde el 18 de febrero.

Pero con el paso de los minutos se ha demostrado que el equipo de Moreno está lleno de dudas, de inseguridades. En las dos acciones siguientes a encajar el gol, el Lleida ha tenido en sus botas el del empate. Primero Jorge Félix y poco después una doble de Juanto primero, que ha rechazado Reina, y Manu Molina, cuyo disparo se ha ido alto.

El Mallorca presionaba en el centro del campo, pero sufría en las contras. Durante muchos minutos de esta primera parte no ha pasado nada. Los de Moreno se mostraban espesos en jugadas de ataque. Lesionado Abdón, al que se le vio con muletas, Moreno ha apostado por Lago como pareja atacante de Álex López, con Aridai y Bustos en las bandas. Ofensivamente apenas se notaban los cambios en este primer periodo.

El Lleida ha apretado en los últimos minutos de la primera parte, y si no ha empatado ha sido por el infortunio o la falta de puntería. Sobre todo de Manu Molina, que a tres para el descanso, ha tirado el balón a las nubes cuando se encontraba completamente solo delante de Reina. Justo después ha sido de nuevo el portero el que se ha lucido a un cabezazo de Andriu. Los nervios se han trasladado a los banquillos, y no ha pasado desapercibido el rifi rafe entre Moreno y Albadalejo. Los gestos del técnico mallorquinista, llevándose el dedo índice a la boca, han sido lo suficientemente explícitos. Disputas al margen, estaba claro que el Mallorca debía cambiar radicalmente en la segunda parte si quería conservar la ventaja.

Y lo han debido tener claro porque nada más empezar el segundo periodo, los locales han marcado el segundo. Ha sido un gran gol, el primero de jugada en más de dos meses. Salva Sevilla ha puesto un balón prodigioso entre líneas a Aridai superando a toda la defensa catalana y el extremo canario se ha mostrado generoso cediendo a Lago a su derecha, que solo ha tenido que empujar el balón a la red. Mejor escenario imposible, con dos goles de ventaja en el inicio del segundo periodo. Y mejor aún cuando seis minutos después Bustos subía al marcador el tercero en un balón robado por Bonilla. Este la ha pasado al asturiano que, tras caer en el área, raudo, se ha levantado y ha batido de un zurdazo con poco ángulo a Diego Rivas. El partido estaba finiquitado. O eso parecía. Pero está claro que con este Mallorca es demasiado atrevido hacer vaticinios.

A un cuarto de hora del final Juanto ha acortado distancias de cabeza y cinco minutos después Manu Molina, de penalti cometido por Raíllo -al que se le ha perdonado la segunda amarilla-, ha puesto el 3-2 en el marcador y el miedo en el cuerpo de los jugadores y aficionados, que al final han podido cantar victoria. Ya era hora.

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