Una primera parte para el olvido y una nueva derrota para olvidar. El líder, el Mallorca, volvió a caer y lo hizo en un encuentro cargado de contrastes ante el Valencia Mestalla. Los bermellones firmaron un primer tiempo repleto de errores, nerviosismo y desacierto que intentaron maquillar durante un frenético segundo periodo. Salva Sevilla, omnipresente ayer en Paterna, recortó distancias para el conjunto rojillo, pero su trabajo, acierto y clase resultaron insuficientes para frenar la preocupante crisis que atraviesa el equipo.

El dulce sabor de boca que dejó el combinado rojillo durante los últimos minutos no debe ocultar la alarmante trayectoria que atraviesa el equipo, sumando solo tres de los últimos dieciocho puntos. El encuentro de ayer ante el filial che evidenció, más allá de las ya conocidas carencias de cara a gol, problemas sistémicos en la línea defensiva, lo que le faltaba a Vicente Moreno para redondear este crudo final del campeonato.

Quizás por aquello de que los rivales ya les conocen, el técnico de Massanassa decidió desdibujar su once habitual introduciendo varios cambios en el sistema. Salva Sevilla, Faurlín y Damià formaron en un experimental trivote que ayer evidenció una misiva, no es necesario que el preparador valenciano vuelva a apostar por dicho sistema. Pedraza, que la semana pasada ya no jugó por acumulación de tarjetas, y Abdón Prats fueron las principales víctimas del experimento.

Los imberbes valencianos, avivados por su descaro, le jugaron de tú a tú al líder de la categoría. Los rojillos se limitaron a verlas venir, hasta que al cuarto de hora Joan Sastre condenó innecesariamente a los suyos. El lateral de Porreres propinó un fuerte empujón a Jordi Sánchez dentro del área valenciana. El propio futbolista blanquinegro adelantó a los suyos desde los once metros. Reina acertó en la dirección, pero solo conseguía rozar el esférico con sus dedos.

Fue precisamente en ese instante en el que se volvió a ver al Mallorca de los últimos encuentros. Un equipo descentrado, al que le quema la pelota, irascible e incapaz de franquear los tres cuartos del campo con algo de sentido. Pero ayer a todo ello se sumó además una incomprensible falta de entereza en la zaga. Pese a ello, el colegiado no quiso ver en el minuto veinticinco una mano clarísima de un defensa local que, a buen seguro, habría cambiado el devenir y el ánimo del encuentro.

Por si las cosas no iban suficientemente mal, el Mestalla avivó más si cabe la llama con un segundo tanto, con firma y sello de Fran Villalba, quien disparó a placer tras una cadena de errores iniciada por Bonilla, proseguida por Raíllo y redondeada por Sastre. La llegada del descanso fue la mejor noticia en Paterna.

Moreno sentó a los desaparecidos Aridai y Damià y dio entrada a Bustos y Abdón. Fue entonces cuando el equipo mostró su mejor versión, pese al larguero del que dispuso Álex Blanco tras un gran cabezazo. El conjunto bermellón se adjudicó el dominio del esférico y solo permitió a los valencianos asustar con puntuales contras. A falta de un cuarto de hora llegó el tanto de la esperanza, obra de Salva Sevilla, tras un magistral lanzamiento de falta.

Lago, tras un gran pase de Abdón, y Bonilla, con un impecable remate, tuvieron el empate en sus pies, pero el balón se mostró reticente a perforar la portería defendida por Rivero. Con dieciocho puntos en juego, ahora se sitúan a seis y siete de sus máximos perseguidores, Villarreal B y Elche, que ayer empataron en el Martínez Valero.