El Mallorca salió vivo del calvario al que fue sometido en el Mini Estadi y tuvo la suerte del campeón. Porque este resultado, fabuloso visto lo visto, encarrila el título de Liga a falta de nueve jornadas para el final al mantener los ocho puntos de ventaja sobre un Villarreal B que ayer demostró su extraordinario nivel. Fue superior en casi todas las facetas del juego, pero fue incapaz de doblegar a los bermellones, que sufrieron de lo lindo para evitar la derrota. El penalti provocado por Salva Sevilla, en el único error de la zaga local, y transformado por Aridai vale su peso en oro en un momento tan importante y, sobre todo, después de las últimas dos derrotas.

Los de Vicente Moreno, que apenas crearon ocasiones, salvaron los muebles gracias a la falta de puntería del filial y de las buenas interveciones de Manolo Reina, que necesitaba un partido así. Pero no hay que engañarse. El Mallorca debe ir a más en un momento tan trascendental del curso, con la eliminatoria de campeones en el horizonte.

La primera parte finalizó en empate, pero lo más lógico es que el Villarreal B se hubiera ido al vestuario con ventaja. Y clara. Porque el mini-submarino amarillo no es que fuera mejor, es que fue el único que propuso algo sobre el terreno de juego. Los baleares, a pesar de contar con Faurlín, Pedraza y Salva Sevilla, más adelantado de lo habitual, no tenían el control y el adversario siempre vencía en todos los duelos individuales. Faltaba intensidad y contundencia, algo que llama la atención en un choque de este calibre. Reina ya tuvo que intervenir en el primer minuto en un disparo de Morlanes. Fue un aviso de lo que le esperaba al Mallorca. Las cosas se le pusieron de forma inmejorable a los locales antes del primer cuarto de hora cuando Darío, el mejor futbolista sobre el terreno de juego y un auténtico quebradero de cabeza para la zaga rojilla, disparó a placer desde fuera del área con la complicidad de José Ángel, que no le presionó. Los locales encontraron una autopista por la banda zurda, en la que un superado Salva Ruiz, otra de las novedades en el once, no estuvo bien.

Los minutos pasaban sin que el Mallorca reaccionara. Hasta que llegó una jugada clave. A punto de que el árbitro señalara el final de la primera parte, el guardameta local Cantero cometió penalti sobre Salva Sevilla. El andaluz era el último hombre, pero la nueva normativa no castiga con la expulsión este tipo de acciones, por lo que el portero recibió únicamente la amarilla. Aridai se encargó de poner el empate en el marcador. Demasiado premio para lo que hizo el Mallorca en el primer periodo.

Los rojillos afrontaron de otra manera la segunda parte. Al menos el comienzo, donde elevó sus prestaciones, pero fue un espejismo porque duró apenas veinte minutos. De nuevo los locales se hicieron con el partido y buscaron el gol con insistencia, pero se toparon con Reina, que recordó al de la primera vuelta con intervenciones salvadoras. Chuca y Mario en los minutos 58 y 60 no se podían creer que no hubieran marcado. El Mallorca, muchos metros más atrás de lo habitual, no disimuló al ponerse el mono de trabajo y aferrarse al empate.

A falta de veinticinco minutos se produjo una de las noticias más esperadas con el regreso de Lago Junior tres meses después de lesionarse en Badalona, aunque eso no cambió demasiado el escenario porque el Mallorca sufría mucho con las contras del Villarreal B. De hecho, llegó a encerrarse porque no le quedaba otra. Eso sí, Bonilla, que sustituyó a un lesionado Salva Ruiz, trató de obrar el milagro con un tiro que fue blocado por el meta Cantero, que realizó una gran intervención. Este empate sabe a victoria, incluso a gloria para los de Moreno, que consolidan su liderato. Toca seguir remando.