Nuevo año y quinto empate consecutivo del Mallorca ante el modesto Peralada. Un punto que, visto lo visto, sabe a gloria porque el conjunto catalán tuvo en sus botas el gol del triunfo en el último suspiro, pero el remate de Clotet, a puerta vacía, se estrelló en el larguero.

Ha sido de nuevo un partido espeso, como a los que nos tiene aostumbrados el Mallorca en los últimos dos meses, que se han traducido en cuatro empates, cinco con el de hoy. No se puede decir que haya sido injusto, poque el equipo de Chicho, el nuevo entrenador del Peralada, ha hecho méritos para ello, e incluso más. Los catalanes se han presentado en Palma en posiciones de descenso, pero han estado muy lejos de parecerse a un conjunto condenado a luchar por la permanencia.

Moreno ha afrontado el primer partido del año con algunos cambios, para intentar cambiar la triste y preocupante dinámica de las últimas semanas. Grima entró en el lateral derecho por Sastre, griposo; Serrano por Bryan Reyna y, la mayor sorpresa, Cedric por un Abdón que ha pagado su falta de olfato de gol. Unos cambios para intentar revertir la situación.

El Mallorca entró al partido frío, como el tiempo, desapacible, que dejó a muchos aficionados en sus domicilios. No encuentra la fórmula Moreno para que vuelvan las victorias. Hoy ha sido una nueva muestra de querer y no poder ante un equipo ordenado, aseado, que salía bien con el balón y llegaba con peligro al área de Reina, sobre todo por medio de Soni, un delantero espigado, con movimientos más que interesantes, que llevó por el camino de la amargura a la defensa rojilla. Sobre todo a Xisco Campos, que, ya sea por la temprana tarjeta que vio, o simplemente porque no tenía su día, las pasó canutas. Soni, el mejor jugador sobre el campo, estrelló el balón en el poste a tres minutos para el descanso. Se retiró aliviado el equipo rojillo a los vestuarios porque pudo haber sido peor.

El Mallorca no aparecía. Hay poco protagonismo de los delanteros, una pésima señal, sobre todo cuando juegas en casa. Es verdad que Cedric intervino con peligro cada vez que contactaba con el balón, pero lo hizo en contadas ocasiones. Álex López no recibió un solo balón en condiciones de ser rematado con peligro, y Pol Roigé volvió a tirar a la basura una nueva oportunidad de su técnico, que le sustituyó a los seis minutos de la segunda parte por Bustos, nuevo en la plaza. El asturiano dejó en evidencia al catalán en muy pocos minutos. Por primera vez el equipo creaba peligro por banda, y Bustos tuvo mucho que ver en ello.

Moreno ordenó presionar más arriba. El Peralada empezaba a pasarlo mal. Entró Bryan Reyna por un desafortunado Serrano y, a veinte minutos del final, Abdón por Cedric. El delantero nigeriano abandonó el campo pocos minutos después de haber errado una clara ocasión. Le llegó en el punto de penalti un gran centro de Bustos pero, cuando se disponía a rematar, incomprensiblemente patinó, cayó sobre el césped y no le llegó a dar al balón, para desesperación de una afición cada vez más irritada.

La presión sobre la portería del Peralada era cada vez más intensa, pero las ocasiones claras de gol brillaban por su ausencia. Solo Salva Sevilla, a cuatro minutos del final, ha tenido en sus botas el gol del triunfo. Que no h llegado. Incluso ha podido ser peor si, primero Serrano y después Soni, hubieran acertado con todo a favor. Y sobre todo Clotet, a quien hay que agradecer que el Mallorca tenga hoy un punto más en su casillero. El Mallorca se ha quedado seco. Sigue sin perder, pero ha dejado de ganar, lo que sí hace el Villarreal B, que se ha colocado a cinco puntos. Toca seguir remando.