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Sarver acaba con la deuda a los acreedores

El dueño del Mallorca da carpetazo al último pago de seis millones a los demandantes, más de siete años después de que el club entrara en concurso

Robert Sarver exhibe la camiseta del Centenario en una de sus visitas a Mallorca. RCD Mallorca

Siete años después de que el Mallorca entrara en concurso de acreedores -9 de junio de 2010-, la entidad dio ayer el carpetazo definitivo a la deuda que mantenía con los acreedores ordinarios. El propietario de la entidad, el norteamericano Robert Sarver, hizo efectivo ayer el pago de seis millones de euros que pone punto y final a este capítulo negro de la historia del club. El plazo para el pago de la deuda finalizaba este mes.

Con esta medida, que evita la desaparición de la entidad, no se acaban los problemas económicos del Mallorca. El club sigue manteniendo la deuda con Hacienda y la Seguridad Social, que asciende a unos 17 millones de euros que puede pagar a plazos hasta 2021, según el acuerdo al que llegó con la Agencia Tributaria. A diferencia de los más de 300 acreedores a los que se ha tenido que retornar más de 65 millones de euros, al tratarse Hacienda de un solo acreedor es factible que se pueda renegociar otro plazo si cuando el actual expire no se ha abonado la totalidad de lo que se debe.

Con el club en Segunda B, fuera del fútbol profesional, se desconocen las condiciones del pago de la deuda a la Agencia Tributaria. En un primer momento, con el Mallorca en Primera, categoría que perdió en 2013, el pago era de un millón de euros anuales, la mitad con el equipo en Segunda A.

La entidad mallorquinista ha quedado lastrada en sus movimientos desde que en mayo de 2010, el entonces dirigente mallorquinista Mateu Alemany, hoy consejero delegado del Valencia, anunciara la entrada del club en concurso de acreedores, de la que culpó al que fuera propietario Vicenç Grande. Le acusó de provocar un déficit de 24 millones de euros en sus dos últimos años al frente del club. "Gastó 53 millones e ingresó solo 29", dijo.

La etapa concursal ha pasado por momentos muy complicados. Como cuando en junio de 2011, en la etapa de Serra Ferrer y con Utz Claassen haciendo una feroz oposición dentro del club, los administradores concursales se quejaron a la jueza del concurso, Encarnación González, del mal funcionamiento del club.

La auditoría de las cuentas del ejercicio 2015/16 arrojó unas pérdidas de casi ocho millones de euros. La deuda se disparó porque el club ya no disfrutó de la ayuda al descenso y no encontró ningún patrocinador de referencia que sirviera para maquillar los números rojos. El Mallorca bordeó técnicamente la liquidación. El patrimonio neto -más de trece millones- estuvo cerca de ser inferior a la mitad del capital social -26 millones- Si se hubiera rebasado esta barrera, el club hubiese entrado en causa de disolución. La situación, crítica, obligó a los accionistas a tomar el camino de la reducción de capital, que fue aprobada por la Junta de Accionistas y sirvió para cubrir el déficit de ocho millones de euros. A costa de devaluar las acciones un 63 por ciento.

Con el equipo en Segunda A, el club seguía teniendo gastos propios de un club de Primera, con ingresos mucho menores. Solo en proveedores ordinarios ha llegado a gastarse medio millón en un mes. El presente y el futuro del club está en manos de Sarver, que está cumpliendo con todos los compromisos económicos.

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