A las siete y media de la mañana Vicente Moreno aparca su coche en Son Bibiloni. Todavía está amaneciendo y sabe que hasta el ocaso del sol no se moverá de ahí. Comienza una nueva jornada laboral y su despacho en la Ciudad Deportiva se convierte en un búnker de trabajo. En él puede pasar horas y horas visionando vídeos. Cada entrenamiento, cada partido es registrado y analizado minuciosamente por el cuerpo técnico bermellón. Así día tras día. El fruto de su éxito no es casualidad, todo radica en el trabajo.

"Es un enfermo del fútbol", desvelan algunas voces desde el club. "Le apasiona todo esto y vive por y para su trabajo", sentencian. "Cercano, profesional, seriote, cauto, prudente?", aciertan a definirlo los que le conocen. Dirigir la sesión preparatoria del equipo es solo la punta del iceberg. Moreno solo abandona Son Bibiloni para acercarse a comer a casa con su mujer y sus dos hijos, una niña de 14 y uno de 13. Un par de horas más tarde vuelve a abandonar su hogar, cercano a Son Moix, para regresar a la Ciudad Deportiva, donde puede llegar a pasar entre diez y doce horas al día.

Aunque el equipo libra los martes, en muchas ocasiones Moreno también se deja ver durante su jornada de descanso por Son Bibiloni. Presencia incluso los entrenamientos de categorías inferiores, con especial predilección por la infantil, donde juega su hijo en la posición de mediapunta.

En el úlimo desplazamiento del equipo a Alcoy, Moreno viajó antes que el resto de la expedición para poder visionar 'in situ' el encuentro entre el Atlético Saguntino y el Elche. Tras la victoria ante el Alcoyano se desplazó al José Rico Pérez para visionar el Hércules -Deportivo Aragón. Una agenda parecida manejó dos jornadas antes, cuando el Mallorca jugó en Ontinyent. Durante los viajes por carretera no se separa del móvil, conoce los resultados del resto de equipos antes que nadie.

En menos de cuatro meses el valenciano se ha ganado el respeto del mallorquinismo a base de profesionalidad y naturalidad. Hasta el momento no conoce la derrota, tan siquiera durante la pretemporada y asegura que "se vive muy bien en la alegría de la victoria", su frase más repetida.

Moreno aterrizó en la isla conocedor del reto que se le ponía por delante. Tenía ofertas de Segunda, pero prefirió el desafío que le presentaba la entidad bermellona. Sabedor de que la única opción radica en el ascenso, el de Massanassa ha curtido al equipo a su imagen y semejanza. Reina, Giner, Xisco Campos, Lago o Álex López son algunos de los futbolistas que ya conocían su método de trabajo en Tarragona y que no dudaron en embarcarse en esta nueva aventura junto a él, jugadores sabedores de que el secreto de su éxito no es otro que el trabajo.