Abdón Prats fue por un día el nuevo ídolo del mallorquinismo. Más allá de los dos tantos que anotó el pasado domingo en la victoria ante el Atlético Saguntino, el delantero de Artà se ha ganado el calor de la hinchada a base de garra, brío y una colosal fortaleza, algo que, hacía varias temporadas, no transitaba por el estadio.

Aparte del cariño que la afición pueda profesar a su nuevo héroe, Abdón se ha ganado también los galones de la titularidad encandilando a su nuevo técnico. El sobrino del exmeta del Mallorca empezó la temporada fuera del once. Cedric, quien había goleado durante la pretemporada, y Álex López fueron los elegidos por Moreno en el ataque. Pero en el primer partido ante el Peralada, Abdón ya se hizo notar durante la media hora que estuvo sobre el césped. El joven luchó una pelota hasta la extenuación, se estrelló contra una valla y logró recuperar un balón perdido para que Bonilla anotara el primer tanto del equipo en Liga.

Ante la Peña, Abdón regresó al banquillo. Moreno le brindó la segunda parte al completo en sustitución de Cedric y, ya en el derbi, ante el Balearesen el derbi, ante el Baleares, disputó sus primeros minutos como titular sentando a Álex López. Aunque el mallorquín no estuvo afortunado de cara a portería, fue uno de los jugadores que más y mejor luchó durante los 90 minutos del esperado encuentro.

Este pasado domingo, ante el Saguntino, el ariete de Artà consiguió mucho más que dos dianas. Su primer gol, en el minuto 4 del encuentro, fue una auténtica obra de arte y, sumado al citado remate, Abdón personificó la comunión entre futbolistas e hinchada, una instantánea que hacía años no latía en el estadio.

El mallorquín anotó de cabeza un centro de Salva Sevilla en el 88 y corrió a celebrarlo junto a la Grada Lluís Sitjar. A riesgo de ver una tarjeta, el delantero subió sus botas sobre la valla que separa a hinchada de césped y celebró, con ímpetu, el tercer tanto de su equipo. Unas décimas de segundo después, Abdón desaparecía envuelto en un revoltijo de abrazos cruzados entre afición y equipo.

"Mi sueño es triunfar en el Mallorca y darle a la afición todo lo que se merece". Estas palabras del artanenc, pronunciadas en una entrevista a este diario en Oosterbeek (Holanda) en julio de 2012, parecían presagiar lo que hoy en día está construyendo. Por aquel entonces contaba solo con 19 años e intentaba hacerse un hueco en un Mallorca dirigido por Caparrós y que militaba en Primera. Racing, Mirandés o Tenerife han sido solo algunos de los equipos por los que ha deambulado el joven antes de regresar a casa, el lugar en donde, como él mismo dijo en su día, sueña triunfar.