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Perfil

Un tipo normal

Vicente Moreno, ayer, en su presentación como entrenador del Mallorca. Guillem Bosch

El Mallorca ha fichado a un buen entrenador, pero sobre todo, a un tipo normal. En las formas, en el modo de actuar hasta cuando van mal dadas. Una persona tranquila, que difícilmente se pone nervioso, cuentan personas de su entorno, que han estado en contacto con él en su larga etapa en el Nàstic de Tarragona, donde le idolatran pese a que abandonó el club el pasado mes de diciembre con el equipo en plazas de descenso.

Con la prudencia siempre por bandera, no es partidario de lanzar las campanas al vuelo. Lo dejó claro ayer en su presentación: "No hace falta ni decir cuál es el objetivo, pero no estoy dispuesto a hablar todos los días del ascenso". Es partidario del trabajo en silencio, sin hacer ruido. Si de él dependiera suprimiría las ruedas de prensa, pero sabe que es parte del circo montado en torno al fútbol. No se le recuerda en ninguna de ellas que haya subido el tono, tanto en las victorias como en las derrotas. Y en ningún caso se excusa en los árbitros para justificar una mala tarde.

Como entrenador, le gusta que sus equipos sean protagonista en el terreno de juego. Sus equipos son muy reconocibles. Se verá a lo que juega. Quiere tener el balón. Dominar. Controlar. Pero no es un kamikaze. No es Paco Jémez, exentrenador del Rayo Vallecano, que obsesivamente juega con la pelota controlada desde la defensa. Quiere que su Mallorca también lo haga, pero no de forma obsesiva. Moreno es práctico. Si hay que lanzar una pelota en largo al punta, se hace y no pasa nada. Porque por encima de exquisiteces sabe que prima el resultado, el que al final le convertirá en héroe o villano. Apuesta mucho por el juego ofensivo, combinativo, y sobresale por saber corregir los errores en pleno partido.

Dispone de muchos registros tácticos, pero habitualmente despliega el 4-2-3-1, con un doble pivote clásico que en el Nàstic ocupaban el exrojillo Sergio Tejera, que ha fichado por el Deportivo, y Madinda. También utiliza, aunque en contadas ocasiones, el pivote defensivo único, e incluso una defensa de cinco, aunque pocas veces. No se ciñe a un solo sistema. Le gusta que sus laterales, Gerard Valentín y Mousa en el Nàstic, tengan recorrido. Y que los interiores jueguen por dentro para dar entrada a los laterales. Opta por un punta de referencia, que podría ser Álex López, que fije a los centrales y extremos polivalentes, como Ferran Giner, hijo del que fuera jugador del Valencia, y que le dio muchos minutos tanto de extremo y lateral izquierdo, un futbolista que está en su lista para reforzar el equipo.

Puede presumir de hablar muy bien. Llama a las cosas por su nombre. En Tarragona es un ídolo. Yendo último el equipo, no se escuchó ni un pito. La afición no quería que se fuera porque, a pesar de todo, se veía buen fútbol. No le culparon de la situación. Se creaban diez ocasiones y no se aprovechaban. Cometió el error, que espera no repetir en el Mallorca, el de no participar en los fichajes. Al equipo lo reforzó la agencia Promosport con jugadores de nivel bajo y con la intención de traspasar al que despuntara. Colista y estancado, se vio sin fuerzas para seguir y presentó la dimisión.

Cuenta con criterio a la hora de tomar decisiones. Con una gran mano izquierda, sabe llevarse bien con todos los jugadores, incluso con los que utiliza menos. Es un gran gestor de vestuarios. Un jugador problemático como Emaná realizó una temporada espectacular a sus órdenes. Ha sabido sacarle todo el jugo a Tejera, y Naranjo, ahora en el Celta, ha crecido como jugador con Moreno. Pero no es amigo de los jugadores. Quiere que quede claro desde el principio que, como entrenador, el que toma las decisiones es él. Autoritario, no da manga ancha a sus futbolistas. Sabe controlar vestuarios con mucho ego. Y, después de buscar, apuesta por el mismo once titular cuando cree haber dado con la tecla.

Pretendido por el Levante la pasada temporada, sustituyó a Santi Castillejo en Segunda B y logró once victorias consecutivas. Estaba a diez puntos del play off y lo metió en la fase de ascenso. Al final subió ante el Huesca. No sacó pecho. En las buenas y en las malas es un tipo normal.

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