Algo se mueve en el Mallorca. La exasperante sensación de que nunca pasa nada en este club centenario, pese al descenso, parece haber quedado atrás. La traumática pérdida de categoría está pasando factura a más de uno y ha puesto nervioso desde el primero al último de la sociedad.

Al primero, Robert Sarver, que por primera vez desde que aterrizara en el Mallorca en enero del año pasado ha dicho -en este caso escrito- algo con fundamento, una frase con sentido, a la que sacarle jugo. "Se han tomado decisiones deportivas inadecuadas", acusó en el comunicado, una crítica que no deja claro el destinatario. ¿Se refería a Molango? ¿Al director deportivo Recio? ¿O el mensaje iba dirigido a los tres entrenadores que se han sentado en el banquillo?

Parece claro que, pese a ser ratificado en el cargo, existe un gran malestar con el trabajo de Molango. Como no puede ser de otra manera cuando el máximo responsable en el día a día de la entidad no ha sabido evitar un descenso que al inicio de temporada parecía una broma pesada.

Pero el consejero delegado convenció, se desconoce cómo, a los accionistas norteamericanos. Les debió decir que su parcela, la económica y social, ha estado bien trabajada, y que los que han fallado han sido los jugadores, para él los principales responsables del descenso.

El director deportivo Javi Recio, que viajó con Molango a Arizona para intentar salvar su pellejo, ha sido el gran perjudicado de esta situación y hacia donde van dirigidos todos los tiros. Sarver tiene enfilado al máximo responsable de la parcela deportiva y si Molango no ha prescindido de sus servicios es por dos razones: porque fue él quien lo trajo al Mallorca y sería reconocer que que se ha equivocado; y porque es de dominio público que el que ha confeccionado la plantilla ha sido el propio Molango. La propiedad ha cedido a las recomendaciones del suizo y ha mantenido a un Recio que sabe que no se le perdonará otra temporada igual.

Tras consumarse el descenso se esperaba que Sarver o alguna persona de su confianza vinculada a la propiedad viajaran a Mallorca para conocer de primera mano todos los detalles del descalabro. Y son muchos los que piensan, dentro y fuera del club, que el hecho de que la opinión del máximo accionista se haya conocido por medio de un comunicado de prensa, es paradigmático de que el Mallorca no figura entre sus prioridades. Parece no importarles que se haya producido un cisma social y que en las últimas jornadas casi se llegara a las manos. Entonces, la pregunta, retórica, es: ¿Por qué invirtieron veinte millones de euros en un club de fútbol? Y tras el estrepitoso fracaso que supone el descenso, ¿por qué mantienen a Molango? Sarver se reunió con Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), comunicándole su deseo de comprar los derechos del fútbol español. "Demuéstrame tus intenciones comprando un equipo español", le retó Tebas. Y, tras fracasar con el Getafe y el Levante, se decidió por el Mallorca en un proyecto que siempre ha definido como a largo plazo.

El presidente

La salida de Monti Galmés ha sido el otro gran movimiento del particular lunes negro del Mallorca, en el que se ha destapado el estado de ansiedad en la entidad. El ya expresidente, que se va por presiones familiares, sobre todo de su mujer, que no ha aguantado los gritos de un sector de la afición a su marido, deja como único interlocutor con la propiedad a Molango, con el que se ha distanciado con el paso de los meses y al que, aunque no lo diga, considera máximo responsable del descenso. El que ha hecho florecer la gran tensión que se vive en el club.