Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

El presidente que daba la cara

Parecía ya imposible, pero sí. Al final se ha producido la primera dimisión, dieciocho días después del descenso. Y la ha presentado una...

El presidente que daba la cara

Parecía ya imposible, pero sí. Al final se ha producido la primera dimisión, dieciocho días después del descenso. Y la ha presentado una de las personas más íntegras del Mallorca, un Monti Galmés sin ningún ánimo de protagonismo, que llegó de la mano de Claassen y que continuó con el desembarco de los norteamericanos. Pero ha dicho basta y se va por coherencia. Porque alguien tenía que irse, hacerse responsable, aunque fuera en una mínima parte, del descalabro que ha supuesto la pérdida de categoría. Se va por presiones familiares y por su falta de sintonía con el consejero delegado. El ya expresidente se ha sentido muy solo en el palco, donde ha tenido que aguantar de forma estoica los exabruptos de los aficionados más indignados cuando el máximo ejecutivo ha visto los partidos desde la grada, como un aficionado más.

Empresario de éxito, Galmés ha descubierto a sus 70 años que al mundo del fútbol hay que darle de comer aparte. Por muy bien que hagas las cosas -y él la representación del club la ha ostentado de manera exquisita-, estás sujeto a los resultados y a lo que sean capaz de hacer los futbolistas en el terreno de juego. A Galmés se le recordará como el presidente del descenso a Segunda B, una etiqueta que nadie le podrá quitar, pero estaría bien añadir que fue un presidente digno, una cualidad no menor en los tiempos que corren.

Compartir el artículo

stats