Monti Galmés se apresuró ayer a pedir disculpas al mallorquinismo por el dramático descenso a Segunda B. "El domingo fue un día para olvidar para todos aquellos que queremos al Real Mallorca. Pido, en primer lugar, excusas a toda la gente que nos ha apoyado hasta el final creyendo en la salvación, no ha sido posible, y pido perdón a todos. Siento mucho el descenso de categoría y, por lo que a mí respecta, pido perdón por ello", señaló Galmés visiblemente afectado en Son Sant Joan en declaraciones a DIARIO de MALLORCA.

El presidente del Mallorca se mostró ilusionado en que el máximo accionista, Robert Sarver, así como también Andy Kohlberg y Steve Nash, sigan en la entidad aportando los recursos suficientes para diseñar un equipo competitivo en Segunda B y regresar lo antes posible a la división de plata, como mínimo. "La propiedad tendrá que mostrar sus cartas y decir qué piensa del futuro. Yo espero que pongan todo lo que esté de su parte para que el Mallorca pueda tener un equipo competitivo para volver al fútbol profesional cuanto antes", añadió esperanzado. Galmés incidió en la idea de que Sarver no va a arrojar la toalla ahora, ni mucho menos, a pesar del desastre a todos los niveles que supone jugar fuera de la Liga de Fútbol Profesional. "Seguirá con el proyecto, como siempre ha manifestado públicamente. Estoy convencido de que la propiedad seguirá. Son días para recapacitar y planificar de nuevo el futuro. El Real Mallorca como institución debe de estar por encima de personas y de altibajos deportivos", incidió antes de pedir paciencia para planificar el futuro de la entidad rojilla.

Está por ver si el dirigente manacorí, que regresó ayer a la isla junto al resto de la expedición procedente de Miranda de Ebro, seguirá en la poltrona el próximo curso después de una temporada tan mala. Ante el Getafe se sentará en el palco de Son Moix.