El descenso del Real Mallorca a Segunda B conlleva irremediablemente que el trabajo de Pepe Gálvez por mantener la categoría con su equipo haya servido de poco. Los pupilos del técnico palmesano, que habían logrado finalizar el curso en décimo tercera posición con 48 puntos, jugarán la próxima temporada en Tercera División, ante la imposibilidad de que dos equipos del mismo club militen en la misma categoría del fútbol nacional.

El descenso en los despachos del filial bermellón golpea doblemente a la entidad rojilla, que ve como, en una misma temporada descienden sus dos plantillas de categoría.