Ha llovido mucho desde aquel lejano 20 de agosto, día del debut del Mallorca en la Liga ante el Reus, pero el hecho de que seis de los jugadores que se hicieron la foto que (casi) nunca aparece en los medios hayan pasado a ocupar un papel secundiario, o terciario, habla mucho y mal de cómo se han hecho las cosas esta temporada. Curiosamente, dos de los delanteros de la plantilla, la demarcación blanco de las críticas por su falta de gol, Moutinho y Brandon, permanecen como titulares con Sergi. Posiblemente porque no hay más donde buscar. El excesivo número de jugadores, un total de 29 -un sin sentido en un equipo profesional, pudiéndose formar casi tres equipos- ha sido un lastre y el mejor ejemplo de que, con la competición en marcha y ante la falta de resultados, los entrenadores han ido removiendo la plantilla en busca de una solución que no ha llegado. Que tres entrenadores, cada uno con sus virtudes y sus defectos, se hayan mostrado incapaces de sacar el equipo adelante, deja en muy mal lugar a los futbolistas, que no han sabido reaccionar con el cambio de hábitos que supone siempre la llegada de un nuevo entrenador. De la misma manera que la dirección deportiva, personificada en Javi Recio, autor de un pastiche a punto de dejar al club en Segunda B. Las ridículas nueve victorias lo dicen todo de este equipo.
