A lo Sergio Ramos. No fue con la cabeza, pero sí en un saque de esquina cómo llegó, en el último suspiro, el gol de Lago Junior que mantiene vivo al Mallorca y le mete de lleno en la pelea por la permanencia. Fue un gol agónico, cuando ya muchos espectadores ya se dirigían a sus vehículos en otra jornada decepcionante, de pobre juego y sin ideas. Pero el fútbol tiene estas cosas. Muchas veces premia al que más busca la victoria, al que nunca se da por vencido. El equipo rojillo está preso de los nervios. La presión puede con todos y cada uno de los jugadores, tantas veces que se han visto, y todavía se ven, con el agua al cuello. A lo mejor reman y reman para quedarse en la orilla. Pero estos jugadores, muchos de ellos faltos de calidad, están decididos a vender cara su derrota. De momento, siguen en la lucha, casi de igual a igual porque tienen las plazas de salvación a tiro. Pero saben que cualquier tropiezo, por pequeño que sea, puede ser fatal.

Que el Mallorca siga soñando con lo que sin duda sería un milagro es posible porque el equipo siempre creyó, aunque durante un buen tramo del partido no lo pareciera. En lo que era la última jugada del partido, el Mallorca disfrutó de un saque de esquina. Parecía uno más de los muchos que lanzó y que se quedaron en nada por la falta de rematadores. Pero el último fue el bueno. Culio sacó con la zurda y el balón fue cabeceado con toda la fuerza del mundo por Ansotegi, que hacía diez minutos que había entrado para hacer el papel de Alexanko, aquel central vasco del Barcelona que Cruyff utilizaba como delantero boya cuando iban mal dadas. Tal vez Sergi, discípulo aventajado del añorado técnico holandés, pensó en él a la hora de realizar el cambio. Lo cierto es que le salió que ni pintado. Su remate fue a la base del poste izquierdo de Juan Carlos. El balón salió rebotado y allí estaba Lago Junior para rematarlo al fondo de la portería con un toque suave. Se desató la locura. No era para menos. Del megáfono del estadio se oyó el sí se puede. Y tanto que se puede, aunque el juego del equipo siga dejando mucho que desear.

La primera parte ha sido un calco de la que se vio ante el Nàstic, en el debut de Sergi, y contra el Córdoba. Cualquier parecido con un equipo que se jugara la vida, como el Mallorca hoy, era inexistente. El grupo rojillo salió al tran tran, a verlas venir, a la contra, a la espera de una oportunidad que rara vez llegó. Y, como suele ocurrir en estos casos, el rival se hizo dueño del balón, tal vez sin quererlo. Si su rival lo despreciaba, el Elche, el equipo más goleado de la categoría, aceptó el regalo. A punto estuvo de marcar a los tres minutos cuando Nino estrelló el balón en el palo derecho de Santamaría. Es verdad que fue su única llegada clara al área rojilla, pero cada vez que merodeaba la defensa local, el miedo en el cuerpo se apoderaba de los más de doce mil aficionados que se dieron cita en Son Moix.

Le faltaba chispa al Mallorca. Mordiente. Hambre de victoria, la que dijo Sergi en la previa que no podía faltar. Estuvo desaparecido Brandon, totalmente desconocido, lento, a ratos apático; Angeliño, un fantasma por la banda izquierda; Vallejo, que empezó bien pero se desdibujó con el paso de los minutos; o Culio, despistado, nervioso, y eso que ya la ha visto de todos los colores.

La segunda parte no fue mucho mejor. Le puso el equipo algo más de intensidad, que era lo mínimo que se podía esperar, pero las ocasiones claras brillaron por su ausencia. Sergi removió el equipo. Dio entrada a Óscar Díaz por Angeliño, pasando Moutinho a la izquierda. Poco después, ya a la desesperada, entró Lekic por el portugués, el bigoleador en Sevilla que ayer se quedó seco. Y, a diez minutos del final, Ansotegi por Vallejo, un cambio que muchos no entendieron. ¿Un defensa cuando lo que hace falta es marcar? Pues sí. Sergi tenía claro lo que quería del central vasco. Formó tándem con Lekic en la delantera, con Lago por la derecha, Brandon por la izquierda y Óscar Díaz por detrás de los puntas. A la desesperada. Con balones continuamente a la olla en busca de un rematador, que no encontró hasta treinta segundos del final.

La alegría por la victoria no esconde el mal partido del equipo, que sigue jugando a muy poca cosa. Por primera vez en la temporada se han sumado dos victorias consecutivas. Ya son ocho. Faltan por lo menos cuatro más, tal vez cinco. Lago mantiene la esperanza y el sí se puede.

Roberto Santamaría: "Seguimos en descenso y esa, por ahora, es la única realidad"

"Seguimos en descenso y esa es la única realidad". Así de cauteloso se mostró Roberto Santamaría tras la victoria conseguida ´in extremis´ ante el Elche en Son Moix. El guardameta del Real Mallorca, que no tuvo mucho trabajo durante los 90 minutos del encuentro, se mostró retraído y no quiso mostrar una euforia desmedida. "Es evidente que hay que mantener la calma, mantenerse tranquilos. Hemos hecho mucho, pero no hemos hecho nada. Seguimos en descenso y esa, por ahora, es la única realidad. Sí que es verdad que son dos victorias muy importantes, una contra el Sevilla Atlético, que sólo había perdido una vez en su campo y hoy ante el Elche, que estaba cerca nuestro en la clasificación", relató el portero bermellón. El navarro definió los tres puntos logrados ante el equipo alicantino como "una victoria de fe" y confesó que la suerte les había acompañado después de muchos partidos sin hacerlo. "Sin duda ha sido una victoria de fe. Creo que ya ha habido muchos partidos en los que hemos tirado de esta casta hasta el final, pero bueno, unas veces el palo, otras la poca fortuna... No habían ayudado. Hoy el gol llega después de una segunda jugada, pero lo importante son los tres puntos", relató el jugador pamplonés.

Joan Oriol: "Es un plus muy importante para afrontar el partido ante el Valladolid"

Joan Oriol no pudo ocultar su alegría trasla victoria ante el Elche. "Necesitábamos mucho esta victoria. No íbamos a bajar los brazos, el equipo se lo cree y se ha visto. Hay que felicitar a todos porque no bajaremos los brazos hasta el final y creo que lo conseguiremos", relató el defensa catalán en la zona mixta del Iberostar Estadio. Cuando hace dos semanas Oriol atendió a los medios tras el empate logrado ante el Córdoba, el catalán daba casi por hecho el descenso del equipo a Segunda B. Ayer, tras dos victorias consecutivas, su discurso cambió radicalmente: "En esta temporada nunca habíamos logrado encarrilar dos victorias consecutivas. Creo que es un plus muy importante para afrontar el partido ante el Valladolid y poder volver a traer los tres puntos. Este es el camino. No conocemos otro que no sea la victoria. Hay que seguir igual, trabajar fuerte y ser ambiciosos", relató el zaguero. Oriol también quiso compartir cómo había celebrado el equipo la victoria dentro del vestuario. "Si en el campo ya estábamos saltando de alegría, imagínate en el vestuario, también después de la temporada que llevamos. Parece que la suerte, por fin, está de nuestro lado, relató el lateral zurdo del Real Mallorca tras el partido disputado en Son Moix.