Un empate no es suficiente para salvar al Mallorca y los aficionados han explotado. Después de que el árbitro pitara el final del partido en Son Moix, decenas de seguidores del equipo se han vuelto hacia el palco para pedir explicaciones al presidente del Club, Monti Galmés.

Galmés ha soportado en pie y estoico los abucheos y las críticas de la afición. Con cara de circunstancias y juntando los manos ha pedido perdón a todos ellos.

El Mallorca, penúltimo en la clasificación de Segunda, solo ha podido arrancar un punto en el encuentro ante el Nàstic, en el que Sergi Barjuan debutaba como entrenador.