Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

Molango apuesta por cambiar algo

La lógica nos decía que algo había que hacer en el Mallorca. El cambio de rumbo era más que necesario para no mantener la inercia que nos lleva de cabeza a la Segunda División B, por lo que a ningún aficionado le habrá sorprendido el relevo en el banquillo del equipo de Son Moix. Las intenciones de Olaizola podían ser muy buenas pero no había dado con la tecla. Los números han condenado al técnico vasco, que en ningún momento ha sabido hacer entender a sus sus jugadores el discurso de la testosterona o este les ha entrado por una oreja y les ha salido por la otra. Olaizola no mejoró en nada, ni en juego ni en puntos, a Fernando Vázquez y ha de entender que su situación era insostenible. La mejor prueba de su cantado amor por el Mallorca habría sido poner mucho antes su cargo a disposición del club ante tanta adversidad, al igual que hicieron en el pasado otros técnicos como Cúper.

La segunda parte de la ecuación, que debería conducir a la salvación del Mallorca, es la contratación de Sergi Barjuan como entrenador hasta final de temporada. Molango, se supone que aconsejado por Javi Recio, apuesta por un técnico que ya sabe qué es la categoría, en la que presenta un balance desigual. Unas aceptables temporadas con el Recreativo de Huelva y un desastroso paso por un Almería que, como este Mallorca, se había reforzado con figuras para ascender a Primera División y que acabó en apuros, aunque el técnico catalán no pasó de la séptima jornada. Sergi es uno más de los técnicos nuevos del fútbol español, hijos del ´dream team´ de Cruyff que han aterrizado en las islas. Los antecedentes no invitan al optimismo. Ni Miquel Soler, ni Carreras ni Albert Ferrer dejaron una impronta positiva en Son Moix y sólo Laudrup se salva un poco de tanta mediocridad, aunque el danés no pisó nunca la Segunda División, una categoría en la que el fútbol de posesión del balón diseñado por el holandés tiene muy poco que hacer.

La tarea que le espera al Noi de les Franqueses es titánica, aunque tiene la ventaja de que seis de los diez partidos que le quedan al Mallorca se disputan en Son Moix, el lugar en el que el equipo ha dado mejor rendimiento. La última apuesta de Molango está hecha y se queda ya sin manos en un poker en el que la bancarrota se llama descenso.

Compartir el artículo

stats