El Mallorca no compite: Dijo Olaizola que el partido en Alcorcón era una final, y dijo también que perder sería un desastre. Y el equipo en el campo, lo único que ofreció fue una falta de competitividad asombrosa, teniendo en cuenta una situación que obliga a correr y a morder como nunca. Pero este equipo no está para nada. Ni tan siquiera con el golaverage que defendía Olaizola le basta para superar a un Alcorcón que no es nada del otro mundo.

Superados por la situación: El mallorquinismo toca fondo. Todos. El club, el equipo, los técnicos y los aficionados. Nadie da crédito a lo que está pasando. El club no sabe dónde meterse, los jugadores transmiten impotencia, el entrenador se está quedando sin discurso y los aficionados, un año más, están hartos de estar hartos. El partido en Alcorcón fue una muestra más de que este Mallorca no le gana a nadie y de que nada hace pensar que haya cambios.

¿Y los demás?: Los demás harán lo que puedan, pero siempre parece que pueden hacer algo más que el Mallorca. Habrá que ver qué hace el Mirandés ante el Levante, el Rayo en Girona, el Almería en Tarragona o el Córdoba ante el Elche. Mal de muchos, consuelo de tontos. Ya lo sé, pero es lo único que nos queda. El Mallorca necesitará depender de todos los demás porque él no es fiable en absoluto. Y antes que mirar a los demás hay que ganar.