Primera final perdida. El RealMallorca cayó ante un rival directo, el Alcorcón, uno de los de 'su liga'. Y más allá del problema que supone la derrota, lo que no se puede permitir es su actitud. O Olaizola no se entera de lo que tiene entre manos o es incomprensible que defienda a unos jugadores que, durante la primera parte, no corrieron, no lucharon y no hicieron nada por llevarse los puntos. Doce de cuarenta y cinco, ese es el bagaje del técnico vasco. Si tanto quiere a este club, lo que debería hacer es dimitir. No es solo su culpa, pero a estas alturas no se puede sustituir a toda la plantilla, que quizás es lo que se merecen.

Al parecer, el vasco quedó satisfecho con el equipo que dio la cara ante el Levante durante la segunda parte en Son Moix. En aquella ocasión el técnico sentó tras el descanso a Juanjo Nieto, quien se vio desbordado durante toda la primera parte, y a Alex Vallejo, incapaz de aportar soluciones ante la superioridad del equipo levantino. Olaizola optó por el libreto que luchó y le jugó de tú a tú al líder de Segunda. Company, en el lateral diestro, y Salomao, en el extremo zurdo. En la punta, Lago Junior le ganó una vez más la titularidad a Lekic.

Si alguien esperaba un Mallorca incisivo en el arranque del encuentro, se equivocó. Aunque ambos conjuntos llegaban prestos de necesidades, el único equipo que saltó al campo a ganar fue el madrileño. En el minuto seis, el Alcorcón ya había sacado tres saques de esquina. Los bermellones se limitaban a despejar balones de forma titubeante, con más miedo que esmero en sus acciones. En el centro del campo los amarillos recuperaban los despejes y rearmaban las jugadas con escaso éxito.

Quedó claro durante la primera parte del encuentro que los 23 tantos que sumaba el Alcorcón en Liga no eran fruto de la casualidad. La pólvora en la línea de ataque alfarera está mojada. Balones al área sin respuesta, más por demérito local que por mérito visitante. Córners lanzados al primer palo faltos de estrategia alguna, poca visión de juego y ninguna oportunidad que inquietara el corazón de los mallorquinistas. Sin ir más lejos, la mejor ocasión del conjunto local llegó en el minuto 35, fruto de un resbalón de Santamaría que a punto estuvo de regalar el primer tanto a los madrileños.

Si el Alcorcón hizo poco en ataque, al Mallorca tan siquiera se le pudo analizar. Lago Júnior se mostró errático en la recepción de cada balón que despejaba la zaga bermellona. Brandon corría con más sin sentido que cabeza y, quizás el más hiriente resultó ser un Yuste que subió al ataque en alguna ocasión y pudo crear algo más de peligro que los delanteros bermellones. La primera parte fue un desastre táctico de ambas zagas. Hubo poco juego, pocas oportunidades, casi ninguna ocasión y mucho miedo.

Por suerte para el fútbol, el descanso marcó un punto de inflexión. El Mallorca aún se apretaba los cordones de las botas cuando el Alcorcón logró anotar el gol que le daría la victoria. En el primer minuto de la segunda mitad, a la salida de un córner, Owona cabeceó sin oposición en el segundo palo el balón dentro de la portería de Santamaría.

Cuesta creer, dadas las circunstancias en las que se encuentra, que el Mallorca necesite verse por debajo en el marcador para empezar a correr sobre el campo, pelear los balones y jugar a algo parecido al fútbol. Salomao tomó las riendas y labró una internada en el área por la banda derecha, su centro llegó a los pies de Lago Junior, pero falló un gol cantado.

Dos minutos más tarde Salomao volvió a desbordar la banda en una jugada casi calcada. En esta ocasión el centro fue directo a las manos de Dmitrovic. Olaizola decidió sentar a Lago, casi inofensivo, y puso sobre el terreno de juego a Lekic. En unos minutos el portero del conjunto madrileño se erigió protagonista del encuentro. Su incomparecencia durante la primera parte cambió y Dmitrovic tuvo que emplearse a fondo.

El Mallorca había presentado algunos argumentos para empatar el encuentro, pero la suerte al final acompaña al que la busca. No se puede esperar ser un mero observador durante la primera parte y recibir los elogios de la fortuna durante la segunda. En los últimos minutos del encuentro el Alcorcón dio por bueno el resultado y jugó al despiste con un Mallorca que necesita un milagro para revertir la situación.