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Racha

Negligentes en ataque y... en defensa

Los continuos errores groseros en las dos áreas explican el desplome en la clasificación del Mallorca en los dos últimos meses

Moutinho remata a puerta vacía, pero el balón fue atrapado por el portero en el partido del sábado ante el Levante. manu mielniezuk

"Necesitamos tres o cuatro ocasiones claras para marcar, mientras que el rival nos hace daño con bastante poco". Javier Olaizola pronunció estas palabras nada más acabar el encuentro del sábado ante el Levante (1-1), pero lo podría haber dicho después de cualquier partido desde que es el técnico del Mallorca.

La falta de puntería es una losa que se arrastra desde principio de temporada y continuos errores en defensa también. Por algo los bermellones están en puestos de descenso después de treinta y una jornadas de campeonato. No obstante, especialmente dolorosos están siendo los errores en ambas áreas justo ahora que han llegado las urgencias. De hecho, hace prácticamente dos meses que el Mallorca no deja la portería a cero. Fue ante el Cádiz, el 29 de enero, pero los bermellones tampoco fueron capaces de marcar y se tuvieron que conformar con un empate en el Iberostar Estadio (0-0). Los andaluces estrellaron dos balones en el palo, mientras que Brandon desperdició tres claras ocasiones.

Desde entonces, ya sea por fallos en acciones a balón parado, penaltis o indolencia en el área, siempre han encajado. Y lo peor es que tampoco los atacantes han estado acertados a la hora de batir la portería adversaria, de ahí la caída en barrena en la clasificación. En Oviedo, los rojillos volvieron a doblar la rodilla, encajando dos tantos con dos errores groseros atrás (2-1). El primero llegó con una chilena de Toché con la complicidad de la zaga y el segundo por culpa de un saque de esquina mal defendido que David Costas, con un testarazo, aprovechó. Los rojillos habían conseguido empatar con un remate de Raíllo, pero volvieron a evidenciar sus limitaciones a la hora de definir porque nadie marca las diferencias.

Frente al Rayo Vallecano llegó la última victoria hasta el momento (2-1), en un duelo en el que los madrileños apretaron en la segunda mitad por culpa de un despiste que posibilitó el tanto de Álex Moreno de cabeza. En Girona se vio un ejemplo de lo que está viviendo este Mallorca. Después de un partido notable ante el segundo clasificado, los de Olaizola se quedaron sin premio, a solo tres minutos del final, por un saque de esquina que cabeceó Juanpe al fondo de la red adelantándose a Yuste. Antes habían tirado por la borda numerosas ocasiones que les hubieran adelantado, como dos ocasiones de Juan Domínguez o un tiro que rozó el larguero de Lago.

Una de las derrotas que más han escocido es la sufrida ante el Tenerife. Después de una buena primera parte, en la que los baleares se adelantaron con un tanto de Juan Domínguez, tras el descanso llegó una debacle injustificable y difícil de entender que empezó con un gol en propia puerta de Raíllo. A partir de ahí el Mallorca se diluyó hasta el sonrojante 1-4 final con desaciertos de todos los colores.

Frente al UCAM en Murcia perdió una gran oportunidad de ganar, aunque fue uno de los partidos en los que menos atacó con Olaizola en el banquillo. Raíllo marcó de cabeza tras un pase de Culio, pero un penalti, inexistente a todas luces de Company y que solo vio el colegiado Prieto Iglesias, privó de los tres puntos. Otro choque a la basura fue el que midió a los rojillos con el Lugo, en el que los gallegos se aprovecharon de la enésima caraja de la defensa con la diana de Caballero. Y desperdiciaron más hasta que Lekic, con un cabezazo, igualó las fuerzas. La frustración para los isleños fue que Dalmau, nada más empatar, estrelló un balón al palo.

La derrota en Huesca (2-1) es de las más crueles de los últimos tiempos, y eso que hay para elegir, con un tanto de Álex González en el descuento. Pero es que llegó por un error de bulto de la zaga, uno de esos que ya se han visto más de una vez, cuando en el minuto 87 Moutinho había hecho lo más complicado al empatar.

Contra el todopoderoso Levante, el Mallorca demostró su falta de pólvora cuando el rival estaba contra las cuerdas, con las ocasiones de Lekic o Moutinho, ante un líder que se había adelantado gracias a la parsimonia de la zaga y que no había marcado más tantos por la inspiración de Santamaría. Quedan once partidos y mejorar en las dos áreas ya no debe ser un deseo, sino una obligación.

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